Dos miradas
Italia y nosotros
La comparativa de la evolución de la pandemia en Italia y España es uno de los interrogantes más difíciles de entender de estos últimos meses
Josep Maria Fonalleras
Escritor
Josep Maria Fonalleras
Todos recordamos (lo recordamos, ¿no?) las imágenes de los camiones militares cuando, en Bérgamo, trasladaban cadáveres a improvisadas morgues en una procesión macabra. Todos recordamos la estricta reclusión italiana, aquel confinamiento silencioso y triste, el aviso de lo que estaba por llegar aquí. Italia fue el epicentro europeo de la epidemia, el espejo donde se reflejaba nuestro futuro inmediato. Al cabo de unos meses, miramos el mapa del continente y resulta que España es roja, o de un granate intenso, el color de la sangre concentrada en una charca, mientras que Italia es anaranjada o de un amarillo pálido, casi beatífico, casi sin rastro de aquel escenario apocalíptico.
Diez veces menos casos por cada 100.000 habitantes, con un riesgo de rebrote que raya el 20 mientras que aquí oscila en torno al 200. ¿Qué ha pasado? ¿Hemos salido más, hemos sido más frívolos, menos responsables? ¿Hemos resbalado por la pendiente del desenfreno mientras que los italianos, disciplinados, han hecho caso a un Estado al que nunca hacen caso? ¿O resulta que han diagnosticado con menos entusiasmo? Es uno de los interrogantes más difíciles de entender de estos últimos meses.
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