Al contrataque

La vacuna de La Fura

La pandemia, según Carlus Padrissa, sería la última estación de un tiempo funesto: todo irá a mejor con las nuevas generaciones

Ensayo del espectáculo 'Nova normalitat' de La Fura

Ensayo de espectáculo 'Nova normalitat' de La Fura, frente al edificio modernista del Hospital de Sant Pau. / periodico

Carles Francino

Carles Francino

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Carlus Padrissa me dijo el otro día que nos hallamos en un final de ciclo; que somos una generación vencida por el consumo y el despilfarro, pero que los que vienen detrás ya crecerán enseñados. La pandemia, según él, sería la última estación de un tiempo funesto: todo irá a mejor. No sé qué comen en La Fura dels Baus, pero su discurso transmitía convencimiento, horas antes de presentar en Madrid el espectáculo 'Nueva normalidad', donde los sanitarios aparecen como los grandes descubridores, caso de Magallanes, que también se enfrentaron a lo desconocido.

El problema para apuntarse a su teoría es que el paisaje ofrece ahora mismo escasos resquicios para la esperanza. Y no solo en España. La misma tarde que Padrissa lanzaba su alegato futurista, hicimos en 'La Ventana' un repaso a la enloquecida carrera de los grandes del mundo para obtener la vacuna contra el covid. Cada uno a su bola. Rusia empezó presumiendo de que su primera vacuna había funcionado ¡con la hija de Putin! Parecía un gag; y es verdad que luego han presentado un estudio más sólido, pero no concluyente; mientras no envenenen a nadie... China ya hace tiempo que utiliza militares como cobayas para probar la suya; los soldados no protestan. Trump no para de decir tonterías -y mentiras- y proclama que Estados Unidos podría repartir masivamente una vacuna antes de las elecciones de noviembre; miedo me da, aunque no solo por eso. Y mientras en Europa seguimos poniendo velas a la Universidad de Oxford para que desarrolle la suya, <strong>de la que Sanidad ya ha adquirido millones de dosis.</strong>

O sea, ciencia con bandera. Nacionalismo de laboratorio; y con intereses económicos detrás, claro. ¡Qué más da que la pandemia sea global! Por eso creo que hay que tener mucha fe para convencerse de que las nuevas generaciones sabrán apearse de esta locura. Porque cuando cualquier maestro empiece el curso e intente transmitir valores, como el de la cooperación, no tardará en levantarse algún chaval para preguntar: “¿Y entonces, la vacuna del covid, qué?” Sinceramente, no querría estar en la piel del profe. Que llame a Padrissa.

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