al contado

En busca del Messi de la banca

La fusión de Caixabank y Bankia puede desatar nuevos movimientos en un sector necesitado de reformular su negocio y mejorar su rentabilidad

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Agustí Sala

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En plena crisis por la pandemia del covid-19, empieza el baile de las fusiones en el sector bancarioCaixaBank y Bankia han iniciado un proceso que se esperaba desde hace meses y que la debacle del coronavirus ha precipitado. Y además se recupera un proyecto que ya se planteó en el 2012, durante la crisis financiera, e incluso antes, cuando una era La Caixa y la otra, Caja Madrid, el principal componente de lo que hoy es Bankia.  

Lo de prestar al mayor tipo de interés posible y retribuir al menor -ese era uno de los fundamentos del negocio hasta ahora- está dejando de ser la característica de los bancos. Y parece que eso seguirá así durante bastante tiempo, con un precio del dinero en el 0%. El sector se ve forzado a redefinir el modelo de negocio y ganar músculo y atractivo para los inversores. 

Con el proyecto de fusión, la Fundación La Caixa, a su vez el propietaria de Criteria, será el principal accionista de la nueva entidad; y el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (Frob), es decir, todos los contribuyentes, el segundo. El Estado tiene el 61,8% del capital de Bankia y el compromiso por el rescate bancario europeo es privatizar del todo la entidad antes del cierre del 2021, cinco años más tarde del objetivo inicial.

Esta demora perseguía mejorar la cotización de Bankia para recuperar la mayor parte de los 24.069 millones de ayudas públicas invertidas en la entidad. Hasta ahora solo se han recobrado unos 3.000 millones a través de la venta de participaciones y dividendos. La operación, uno de los objetivos del presidente de la fundación La Caixa y Criteria, Isidre Fainé; convertirá al actual presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri; en el de la nueva entidad y al consejero delegado de CaixaBank, Gonzalo Gortázar, en el 'número dos'. València sería la sede de la nueva entidad, donde la tienen hoy ambos bancos, con lo que, si nadie lo remedia, se consolida la pérdida de poder financiero por parte de Catalunya.

Esta integración, alabada por los analistas y criticada por las organizaciones de consumidores, arrebatará el trono en España al Santander, que se lo aseguró al hacerse con el Banco Popular. Ante esta perspectiva no tardaremos en ver cómo se propagan noticias sobre nuevos movimientos en el sector. Será tarea de las autoridades evitar que el proceso no se traduzca en menos y peor competencia y servicio. Lo cierto es que en un contexto de reformulación del negocio, todos buscan ser el Messi del sector o, al menos,  anticiparse a la competencia para seguir en la primera división y, a poder ser, ganar la Liga; o la Champions, aunque para eso en algún momento se tendrán que animar las más complejas fusiones transfronterizas

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