análisis

¿Qué causó el desamor, Leo?

El presidente que llegue en marzo estará más o menos hipotecado en función de cómo se resuelva la crisis más importante de la era Bartomeu

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Mónica Marchante

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Dentro de la inmensa bola de fuego en la que se ha convertido el 'caso Messi', caiga del lado que caiga, si se va o si definitivamente se queda, la herida merece una explicación. Al menos para que la cicatriz pueda hacerse costra y cuando toque quitar los puntos eso quede bien lisito y aseado.

No discuto que Leo tenga una buena lista de razones deportivas que le hayan llevado a querer salir del club de su vida renunciando a eso tan esnob llamado one-club-man, es decir, jugar en el mismo club toda su vida. Pero los aficionados que le han idolatrado, venerado y agradecido tanto y siempre, merecen saber por boca de Leo qué causó el desamor.

No ha sido nunca Lionel un hombre de muchas palabras hacia fuera. Hasta raro se hizo leerle en Instagram el sopapo a Abidal tras insinuar este que la destitución de Valverde la quisieron algunos en el vestuario. Ese arranque en su red social favorita confirmó los rumores de un creciente cabreo de Messi hacia la gestión del club. Un desgaste indisimulado en la frase que Leo soltó sobre las posibilidades del Barça: "Creo que hoy por hoy no nos alcanza como estamos para poder pelear por la Champions". Implicitamente admitía que con esta plantilla ya no podrían aspirar a lo de antes.

Messi nunca escondió que quería ver a Neymar de vuelta al club. Curiosamente, en una entrevista el pasado febrero en Mundo Deportivo dijo "a mi también me molestó en su momento cómo se fue" sobre la salida de su amigo en agosto del 2017 rumbo a París. ¿Le parecerá mejor comunicar al club a través de un frío burofax que se quiere ir? Su ausencia de los entrenamientos estos días para forzar la negociación tampoco está siendo muy edificante.

En la citada entrevista habló Messi en estos términos de su futuro: "Mi idea es seguir aquí mientras el club y la gente sigan queriendo eso, por mi parte no va a haber nunca ningún problema. Me gustaría estar bien y que lo estemos todos, que sea un proyecto ganador y sigamos optando a todos los títulos como lo hicimos siempre".

Cosas que no cuadran

En esta historia hay muchas cosas que no cuadran. El club transmite tranquilidad y frialdad a la hora de negociar algo que supuestamente no desea, la salida de Leo. Pero en términos estrictamente económicos, ¿seguro que no le interesa al club una salida negociada (nunca gratis) y reconstruir el equipo sin la hipoteca estratosférica que supone la ficha de Messi? ¿Si la actual directiva del Barça tuviera tres años de mandato por delante actuaría de la misma manera?

Bartomeu es presidente del Barça pero el Barça no termina en Bartomeu. Ni tampoco en Messi. El presidente que llegue en marzo estará más o menos hipotecado en función de cómo se resuelva la operación más importante de la era Barto. Y esta vez la culpa no será del VAR.