Desde Badalona

Niños y caballitos de mar: futuro incierto

Perímetro de seguridad junto al Pont del Petroli de Badalona por un objeto encontrado en el fondo del mar.

Perímetro de seguridad junto al Pont del Petroli de Badalona por un objeto encontrado en el fondo del mar. / AYUNTAMIENTO DE BADALONA

Miguel Guillén

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Uno de los motivos para conservar el Pont del Petroli de Badalona después de que dejara de servir para descargar hidrocarburos era preservar el ecosistema marino que se había formado en la base de sus pilares, más concretamente una colonia de caballitos de mar. Un pastelero de La Morera, Josep Valls, se erigió hace ya más de 10 años en símbolo de las reivindicaciones para conservar el puente. Hoy seguramente son pocos los que discuten el acierto en la decisión de conservarlo y ponerlo a disposición de la ciudadanía: el Pont del Petroli es un emblema que además ha servido como escenario de rodajes de anuncios, videoclips y películas. No sabemos si sus caballitos de mar han agradecido las largas semanas de confinamiento, pero el futuro del puente no está nada claro después de los daños que sufrió su estructura el pasado enero, cuando el temporal 'Gloria' arrasó el litoral. Habrá que esperar para ver qué ocurre con este emblema y, de rebote, con sus caballitos de mar. En otro lugar, alguien con visión comercial hubiera explotado la imagen de este simpático animal marino relacionándola con la ciudad, y se hubiera fabricado 'merchandising' para todos los gustos. Pero eso ya es otra historia.

No habrá que esperar demasiado para ver qué nos depara este incierto inicio de curso escolar. Niños, padres, maestros y sociedad en general asisten preocupados a la evolución de la pandemia y la cuestionable planificación de las administraciones. También comenzará en breve la temporada de los deportes de base. Badalona es conocida por su amor al baloncesto, más allá del profesionalismo de La Penya. Porque sí, es cierto que jugadores como Tomic o Ribas vestirán de verdinegro esta temporada, haya público o no en los partidos del Olímpic, pero preocupa qué pasará con los más de 3.000 niños y niñas que juegan a baloncesto en la ciudad. Como los miles que practican cualquier otro deporte. Los caballitos de mar no saben qué futuro les espera en Badalona. Como tampoco sus niños y niñas, practiquen deporte o no.