DOS MIRADAS

Una cuestión estética

No puede ser que aquel Messi que debutó ante el Albacete con un gol que era más que un gol haya dicho adiós, cabizbajo, con una derrota humillante

Leo Messi, cabizbajo, en un momento del partido contra el Bayern en Lisboa, el pasado 14 de agosto

Leo Messi, cabizbajo, en un momento del partido contra el Bayern en Lisboa, el pasado 14 de agosto / periodico

Josep Maria Fonalleras

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De todo lo que se ha escrito sobre Messi y el Barça, sobre este repentino adiós que tanto parece que se arregla a la manera de un divorcio civilizado como que se convierte en un episodio sangriento, de todo lo dicho, me quedo con la extensa crónica de Jordi Puntí para el 'Más Periódico'. Puntí es quien sabe más, de Messi, o, al menos, es quien ha sabido definir con más finura literaria su trayectoria futbolística. Toda una vida de altibajos que ahora termina con una sacudida.

Puntí abogaba por una solución lejos de la "bronca y los litigios", porque esto representaría un escalón más en la escalera que conduce a la definitiva "miseria moral" del Barça, y apuntaba un detalle importante, "una cuestión estética". No puede ser que aquel Messi que debutó ante el Albacete con un gol que era más que un gol -una premonición, un aviso- haya dicho adiós, cabizbajo, con una derrota sonora -la más humillante- contra el Bayern. La historia va de aquel 'pizzicato' inicial al mortuorio mambo de la Champions. Quizá es un buen final (como todos los finales buenos, que son tristes y elegiacos) para un futuro documental. Pero es un final insoportable para los que hemos visto jugar a Messi.

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