MIRADOR

Las pesadillas de Pedro Sánchez

Los Presupuestos del Estado para el 2021 son la madre de todos los desafíos a los que se enfrenta el Gobierno. Con esas cuentas, tendrá vía libre legislatura adelante. Sin ellas, puede tener un final abrupto y prematuro

Pedro Sánchez

Pedro Sánchez / JOSÉ LUIS ROCA

LUIS MAURI

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Ni espantada del rey Juan Carlos ni cerco a Podemos ni desafío independentista ni, muchísimo menos, censura de Vox. No son estos los fantasmas que pueblan hoy las pesadillas de Pedro Sánchez. Los malos sueños del presidente se enredan en una profecía sobrecogedora, una maraña de representaciones de la <strong>catástrofe económica y social</strong>, quizás de nuevo sanitaria también, anunciada para el otoño.

La intensidad y la temperatura de la brega política tenderán al paroxismo en los próximos meses. El Gobierno del PSOE Podemos tiene una base parlamentaria muy apurada y el PP de Pablo Casado ve acercarse una ventana de oportunidad sin igual. Casado acaba de anunciar un giro hacia la moderación, pero aún está muy fresco el recuerdo de en qué acabó el último viraje al centro que anunció, hace solo un año y medio. En nada.

Los Presupuestos del Estado son la única herramienta con la que Sánchez podría gestionar el desastre, mitigar el sufrimiento social e intentar salir más o menos airoso del envite. Esta es la madre de todos los desafíos a los que se enfrenta el Ejecutivo progresista. Si hay Presupuestos para el 2021, la coalición gubernamental tendrá vía libre legislatura adelante. En caso contrario, el mandato puede verse abocado a un final prematuro y abrupto.

El ojo europeo

Algunos vectores pueden favorecer al Gobierno. La UE no quiere bromas con su <strong>plan multimillonario</strong> de ayudas a la reconstrucción. Exige estabilidad en los grandes receptores, como España. El ojo europeo está puesto en el uso de las subvenciones y los préstamos, no tanto en pugnas ideológicas domésticas. Si estas últimas comprometen la primera, no hallarán simpatía en Bruselas.

Es muy probable que la crisis sanitaria del covid arrecie de nuevo tras la vuelta a la actividad escolar y laboral. La primera decisión de Sánchez tras las vacaciones se propone vacunar a su Ejecutivo contra episodios de deslealtad institucional como los que sufrió durante los meses más duros de la pandemia. La entrega a las autonomías del poder para decidir un <strong>estado de alarma</strong> a medida en sus territorios resguarda al Gobierno de las descalificaciones sin tregua y flagrantemente contradictorias que recibió durante el confinamiento de la Generalitat independentista o de la Comunidad de Madrid, avanzadilla del PP.

Vigilia electoral

La búsqueda de apoyos para sacar adelante las cuentas del 2021 no será un camino de rosas. Con el conflicto catalán varado en una vigilia electoral interminable, la posibilidad de que ERC dé su respaldo es remota. Los republicanos no quieren ofrecer ese flanco abierto a Carles Puigdemont en plena batalla por la hegemonía en el campo nacionalista. El fundamentalismo sigue cotizando bien en la retórica independentista y en la definición de buenos malos patriotas.

Sánchez busca en el Ciudadanos arrepentido de la ruinosa aventura de Albert Rivera los avales que podrían suplir a los de ERC. Aquí, la dificultad radicará en cuadrar los postulados liberales de <strong>Cs </strong>con los de Podemos, socio del Gobierno. Presionado por varias investigaciones judiciales y el acoso insomne de la derecha, Pablo Iglesias podría verse empujado hacia un acuerdo que ofrecería estabilidad al Gobierno y a su propio partido.  

Pesadillas. El otoño se acerca cargado de malos sueños. 

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