Ideas

El mundo de las palabras

El lingüista Benjamin Whorf y el antropólogo-lingüísta Edward Sapir estudiaron la importancia del lenguaje a la hora de articular el pensamiento

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Mónica Vázquez

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Hablamos sin pensar. Las palabras brotan, como agua salvaje, incontenible, erosionando el mundo con las ideas que nos mantienen cuerdos, o locos, según lo miremos. El lenguaje es un milagro que damos por sentado. Nos resulta tan natural y propio como respirar. Nuestro cuerpo funciona sin contar con nosotros y, de la misma manera, nuestro cerebro hace uso de sus capacidades en secreto, para que nosotros podamos disfrutar del paseo de una idea, el paisaje de una teoría y el traqueteo de una manera de ver el mundo. Es la capacidad de conjurar el lenguaje lo que nos permite ser quienes somos, siempre moviéndonos de un lugar a otro, viajando sin parar hacia quienes seremos.

Noam Chomsky, lingüista y filósofo, mantiene que la capacidad de aprender un idioma es una cualidad innata al ser humano, que nace con una estructura mental preparada especialmente para ese fin. Es mediante el lenguaje, mantienen muchos otros filósofos, como nos convertimos en quienes somos, y entramos a formar parte de nuestra comunidad. Pero fueron el lingüista Benjamin Whorf y el antropólogo-lingüísta Edward Sapir quienes con su trabajo, recogido bajo el nombre de la 'hipótesis Sapir-Whorf', estudiaron la importancia del lenguaje a la hora de articular el pensamiento. Esta hipótesis explora la idea de que el idioma que hablamos tiene la capacidad de cambiar, dar forma e inspirar nuestra manera de pensar y entender tanto el mundo como a nosotros mismos. El idioma es, por tanto, inescapable y de una importancia indefinible.

Ted Chiang, escritor estadounidense de ficción especulativa, explora las posibles aplicaciones teóricas de la 'hipótesis Sapir-Whorf' en su relato 'Historia de tu vida'. La cual fue adaptada a la gran pantalla por Denis Villeneuve bajo el nombre de 'La llegada', protagonizada por una exquisita Amy Adams en el papel de una reputada lingüista que tiene que aprender el idioma de unos extraterrestres que aparecen de la nada. Al hacerlo, inevitablemente hereda la manera de pensar y entender la realidad de los extraterrestres, porque cuando hablas un idioma, habitas un mundo.