Enfrentar o actuar

Acción inteligente y repicar el tambor

El 'exconseller' Lluís Puig, acompañado por Carles Puigdemont, el pasado junio en Bruselas.

El 'exconseller' Lluís Puig, acompañado por Carles Puigdemont, el pasado junio en Bruselas. / periodico

Sílvia Cóppulo

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No es momento de juegos florales, afirma la ministra de Defensa, Margarita Robles, refiriéndose a la supuesta vía de diálogo entre Gobierno y partidos independentistas para resolver la cuestión de Catalunya. Y hace bien en llamar a las cosas por su nombre. Ya sospechábamos que era inútil. Pero ello no significa que defender la confrontación con el Estado sea más constructivo, como propone el 'expresident' de la Generalitat Carles Puigdemont y remacha el actual, Quim Torra.

¿Qué ocurriría si, en vez de referirse a confrontación inteligente, los líderes independentistas hablaran de acción inteligente?  Por acción -y en este caso se trataría de acción social-, entendemos (a la manera del filósofo Max Weber) una conducta humana a la que las personas le otorgan un sentido propio, en función también de la acción de otros. Actuar es edificante, fructífero y emana de la actitud y voluntad propias. Luego, ya se verá cuándo esa acción consiste en hacer, o bien en no hacer. En cambio, confrontación, aunque sea “democrática”, sitúa mentalmente al adversario en primer lugar, en este caso, al poder del Estado, bien sea por comparación, enfrentamiento, oposición o lucha. Que se le añada el adjetivo de inteligente, sugiere además que en estos últimos años la materia gris estaba en reposo.

Lleva razón Puigdemont: el Estado no puede liquidar el independentismo. Y es verdad también que de él no nacerá una plataforma negociadora de verdad (lo de los juegos florales), por muchos votos que el independentismo reúna, ni por llegar a una unidad real, lo cual está lejos de ser abrumador.

Vivimos a la intemperie los estragos de la pandemia. La Generalitat ‑que no cesó de reclamar con razón la devolución de sus competencias- tiene ahora ante sí la oportunidad de gestionar mucho mejor que lo hiciera el Gobierno español, la sanidad, el retorno a las aulas, la recuperación económica, la reactivación empresarial, etc. En gobernar bien, se puede sustentar a la vez una acción inteligente. Con esperanza, como decía el de Amer. Se trata de caminar repicando el tambor.