El aumento de los rebrotes

Buscando culpables de los contagios

Con políticos irresponsables que echaron leña al fuego en la peor fase de la pandemia no se puede exigir a la población que sea más responsable que ellos

coronavirus catalunya Vilafranca

coronavirus catalunya Vilafranca / periodico

Ana Bernal-Triviño

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Con los nuevos contagios de covid-19 ha sido común señalar a grupos de población. Desde los jóvenes hasta quienes trabajan en el campo, la mayoría inmigrantes. Ha sido lo más fácil para algunos políticos, que han visto una forma de echar balones fuera y de no asumir su responsabilidad.

Contagiarse es un asunto multifactorial donde la desigualdad cuenta. Evitar contactos con personas que no sean familiares o mantener la distancia social es complicado ante problemas estructurales en España, como la vivienda o los trabajos precarios y temporales. ¿Cómo faltar porque crees tener síntomas, cuando tu jefe advierte de que no puede perder a un trabajador en plena crisis, que lo tuyo es un “resfriado” y puede ser que el mes próximo no trabajes? ¿Cómo decirle a tu jefe que no entras en una reunión de trabajo sin mascarilla pero él pone la excusa de que “nos conocemos todos”? ¿Cómo no estar en contacto con personas desconocidas si el alquiler es tan caro que, quizá, compartes piso con seis personas en 80 metros cuadrados? ¿Cómo mantener la distancia de seguridad si los metros y autobuses van a rebosar porque las administraciones no aumentan las frecuencias? ¿Cómo impedir que la juventud se salte las normas de distancia, si se han permitido terrazas de bares sin los metros de separación previstos o discotecas sin cumplir los límites de aforo? 

Nos han lanzado al vacío sin facilitar las mejores condiciones para el cumplimiento de las normas

Esto no va solo de que la gente incumpla sino de que los propios responsables políticos nos han lanzado al vacío sin ser ellos mismos los que faciliten las mejores condiciones o exijan el cumplimiento de las normas. Se incumple porque se permite. Políticos que han metido la cabeza bajo tierra sin gestionar, ni prevenir y sin apenas contratar rastreadores en su momento, lo que ha impedido conocer el número de contagiados hasta tener la ola encima. Políticos que han cedido a presiones económicas del turismo o la hostelería con medidas más laxas, mientras otros sectores tuvieron más exigencias. Políticos que siguen permitiendo situaciones de riesgo como si nada. Hemos pasado de ver a la policía reducir a una mujer haciendo deporte en el confinamiento a un millar de antimascarillas manifestándose sin ser multados.

Es inolvidable la enorme presión que las comunidades autónomas ejercían sobre el mando único. Acusaban al Gobierno de Sánchez de arrebatarles las competencias, cuando el mando único asumió solo defensa, interior, transportes, movilidad y sanidad. Obvio, en un estado de alarma. Incluso en sanidad, el decreto advertía de que las autonomías mantendrían la organización "de los servicios sanitarios". En cambio, las semanas previas a la desescalada fueron un auténtico infierno donde las propias comunidades no lo ponían fácil. Centrándonos en Ayuso, basta recordar frases donde acusaba al mando único de “dictatorial”, donde imaginaba que no pasar de la fase era un “ataque político” o donde amenazaba a Sánchez con llevarlo ante el Supremo si su comunidad seguía en fase 0. Después del desconfinamiento se ha pasado el verano sin contratar rastreadores pero creando un miedo falso con la entrada de contagios por Barajas. Y como ella, otros responsables políticos que cuando han tenido el mando de su comunidad autónoma han demostrado ser unos irresponsables e incompetentes. No gastar dinero en prevenir ocasiona más gasto en sanidad y mayor parálisis económica y laboral. Invertir para prevenir es una inversión, no un gasto. Tenemos la vuelta al cole y al trabajo ya sin apenas medidas ni planes eficaces, sin modificación de legislaciones ni medidas alternativas. 

Y sin duda, uno de los grandes problemas de este país ha sido siempre no escuchar a la ciencia. Recuerdo en mayo una entrevista a la inmunóloga Margarita del Val, donde exponía que la segunda ola podría ser en julio o agosto. En aquella entrevista Del Val decía: “En Wuhan lo consiguieron, con muchísimos menos casos que en España, porque estuvieron dos meses y medio sometidos a un confinamiento como el que nosotros solo hicimos dos semanas. Pero aquí no aguantamos más; no se ha dejado de cuestionar cada medida que se ha tomado”. 

Con políticos irresponsables que echaron leña al fuego en la peor fase de la pandemia no se puede exigir a la población que sea más responsable que ellos. Así hemos llegado a ser el país de Europa con más contagios. A ver cuándo esos responsables políticos y económicos nefastos están a la altura, aprenden la lección y suman de una vez. O de no hacerlo, que se miren al espejo cuando busquen a los culpables. 

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