LA PRUEBA DEL ALGODÓN
¿De verdad Messi ama al Barça?
Emilio Pérez de Rozas
Periodista
Licenciado en Ciencias de la Información por la UAB. Hijo de Carlos Pérez de Rozas, sobrino de Kike y Manolo Pérez de Rozas, integrantes de una auténtica saga de fotoperiodistas. Trabajó en Diario de Barcelona, fundador de El Periódico de Catalunya en 1978 también formó parte de la redacción en Catalunya del diario El País. Colaborador del diario deportivo Sport y vinculado al departamento de Deportes de la cadena COPE, que dirige Paco González. Emilio suele completar muchas de sus informaciones con sus propias fotos, en recuerdo a lo aprendido junto a su padre y tíos.
Emilio Pérez de Rozas
Hay mucha gente sensata alrededor del Barça, muchos de ellos serían excelentes presidentes pero se niegan a dar ese paso por cómo el fútbol maltrata a los suyos. Mucha de esa gente cree que aún estamos a tiempo de convencer a Leo Messi para que se quede. O intentarlo por la vía de los sentimientos, que es (casi) lo único que cuenta.
Son gentes que piensan que alguien debería apelar, en estos momentos de incertidumbre y zozobra, al cariño que, seguro, ¡vaya que sí!, Messi siente por el club que se lo ha dado todo en los últimos 20 años, desde las inyecciones para crecer, que se negaron a pagarle en Argentina (o no podían) cuando tenía solo 13 años, hasta la mayor cuenta bancaria existente y, por supuesto, la vitrina más repleta del fútbol mundial con 6 Balones de Oro y 34 grandes títulos. Por no hablar de fama, popularidad, imagen y prestigio. Es más, en esa galería solo le falta al ídolo mundial el único trofeo en el que no le puede ayudar el Barça: la Copa del Mundo.
Sí, la crisis es institucional
Es el momento para que alguien se le acerque sigilosamente (igual el problema es que el Barça de ahora no tiene la persona idónea para hacerlo, lo que demostraría, como pensamos muchos, que se trata de una crisis institucional y no solo deportiva, como pretende vendernos Josep María Bartomeu) y le diga a Leo que es la hora de demostrar su cariño y agradecimiento al Barça, porque es ahora cuando más le necesita, pues de esta solo se saldrá si todos empujan en la misma dirección.
Es momento de pensar en el club. No solo se acumulan los problemas sino que la pandemia los complica todos hasta extremos incalculables. Es momento de apelar al cariño que Leo Messi le tiene a la entidad para que se quede a echar una mano. Y, si Leo no lo entiende, es que no ama al club o no sirve para ser el capitán del ‘mes que un club’ en un momento vital en la vida de la entidad.
Ese mismo emisario, insisto, que igual no existe (y todo eso que nos perdemos), podría decirle a Messi algo que él y su familia viven a diario en sus propias carnes: en ningún sitio estará como en Catalunya, en Barcelona, en el Barça. Él lo sabe ¡vaya si lo sabe!, pues llegó siendo un niño y, 20 años después, es el mayor de los padrazos. También le podría decir que, si está dolido con ‘Barto’, tiene que saber que ‘Barto’ no es el Barça y, mucho menos, todo el barcelonismo.
Las palabras de Koeman
Messi es consciente de todo eso y más y, aún así, medita dejarnos, irse, abandonar el barco cuando sabe que solo con él achicando agua, el Barça podrá mantenerse a flore, evitar el naufragio. Es, ahora, cuando su presencia más beneficiará a la entidad, no solo con su fútbol, que le queda por toneladas, sino por su personalidad, carisma, imagen, capitanía y ejemplo para los jóvenes. Es evidente, a nadie se le escapa, que su continuidad, un "se queda" de Gerard Piqué, basado esta vez en el amor que dice sentir por el club, añadiría credibilidad al nuevo proyecto.
Porque también alguien debería decirle a Leo que éste que va a empezar no es, ni mucho menos, el proyecto de ‘Barto’, ni siquiera el de Ronald Koeman (“tú dime donde quieres jugar y yo escogeré a los otros diez”, cuentan que le dijo ‘Tin Tin’ a Leo cuando se entrevistaron), es el plan con el que sueña el barcelonismo, la revolución fruto de la unidad, del 'sí se puede', del 'juntos podemos', gente joven, savia nueva, con jugadores, como acaba de confesar Pedri, que se miren en el espejo de Messi y crezcan de su mano.
Y si Messi no se siente comprometido con ese proyecto, si, ante la apelación a sus sentimientos más íntimos hacia el Barça, persiste en cambiar de aires, entonces es que nunca amó al Barça como dijo que lo amaba. Y si es así, 'bon vent i barca nova'. Nadie debería retener a quien no quiere estar, pese a que él se lo ha dado todo al Barça y el Barça lo ha convertido en ‘D10S’.
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