barraca y tangana

Haz algo bien

Lo único que tengo claro con la crisis del Barça es que Quique Setién ha hecho historia. Eso no lo puede negar nadie

Setién, abatido durante el duelo contra el Bayern de Múnich en Lisboa.

Setién, abatido durante el duelo contra el Bayern de Múnich en Lisboa. / periodico

Enrique Ballester

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Al colega Bartomeu Roig no le interesa nada el fútbol, pero se entera de las crisis del Barça por los mensajes que le llegan al correo electrónico. Lo contó la otra tarde en la redacción: algunos aficionados lo confunden con Josep Maria Bartomeu, el presidente culé, y le llenan la bandeja de entrada con una mezcla de insultos, quejas y recomendaciones. El mejor era uno que le aconsejaba a quién fichar y por cuánto, a quién vender y por cuánto, le ordenaba la plantilla entera y le detallaba un completísimo plan de negocios bajo el título 'Nobita haz algo bien', que entonces le tuve que explicar a nuestro Barto que al presidente del Barça le llaman Nobita porque se parece al de Doraemon, y ahí es donde me creí de veras que no le interesa nada el fútbol.

De toda esta historia, a mí me fascina que haya alguien, que quizá esté en su habitación esperando en calzoncillos que le llamen para cenar, que escriba ese tipo de correo, que piense que ha encontrado la verdadera dirección del presidente del Barcelona -que por supuesto abrirá seguro el mensaje cuando vea Nobita en el título-, y que además al leer su propuesta de altas y bajas dirá 'joder, este tío es un genio', y lo contratará de director deportivo. Qué digo deportivo. Se marchará y lo pondrá a él de presidente. Vitalicio.

Me fascina, en serio. Echo de menos esa insolencia. Casi todos somos así en algún momento de nuestra vida, de adolescentes y eso, pero luego ya de algún modo asumes que no debe ser tan fácil. Después consigues un trabajo y lo puedes comprobar por ti mismo. Que una cosa es decirlo y otra es hacerlo. Pero algunos elegidos permanecen así, convencidos de que lo harían mejor que el entrenador de su equipo, que el profesor de su hijo, que el presidente del Gobierno, que su delantero centro o que el médico que operó a su suegro.

Me fascina esa gente, sobre todo porque yo ahora vivo en la actitud opuesta, ya ni siquiera digo que una serie que no me gusta es una mierda. La de los orígenes del fútbol, por ejemplo, que está en Netflix. En otro tiempo yo sentenciaría que menuda mierda de serie, y ahora como mucho digo que no es gran cosa, que el vestuario está logrado, pero es algo lenta, cuando en realidad me aburría tanto que ni siquiera pude acabar de verla.

Alérgico a la contundencia

Vivo alérgico a esa contundencia, casi siempre, algo que me deja en mal lugar como opinador porque soy un tío que opina en adversativo, que opina pero bueno, tampoco te creas. Como columnista tengo pocos temas porque solo opino de lo que sé, y no sé apenas del Barça. Sabía del equipo de mi pueblo cuando seguía el día a día del equipo de mi pueblo, pero no del Barça, aunque sé perfectamente, y esta es la trampa para ti y para mí, lo que debería escribir aquí para agradar al aficionado medio del Barcelona, que estas semanas estará buscando en las tertulias el argumentario que refuerce lo que anteriormente pensaba, algo similar al 'Nobita haz algo bien'.

Pero no, mira que sería fácil pero ni eso: lo único que tengo claro con la crisis barcelonista es que Quique Setién ha hecho historia en el Barça, que eso es indudable, que eso no me lo pueden negar ni los que envían e-mails enfurecidos a nuestro Barto.