Opinión | Editorial

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La difícil tarea que le espera a Koeman

Con su presentación resonaron ecos del 'dream team'; falta ver si eso calmará al aficionado y si significa algo para una plantilla acomodada

Ronald Koeman posa con la camiseta del Barça.

Ronald Koeman posa con la camiseta del Barça. / periodico

El recuerdo de Ronald Koeman está bien fijado en la memoria de los aficionados del FC Barcelona. Puntal del Barça de Cruyff, autor del gol de Wembley. Sin embargo, como entrenador, el banquillo del Camp Nou llevaba décadas esquivándolo: en el año 2003, Frank Rijkaard  fue el entrenador del Barça solo porque en la caja no había un millón de euros para pagar la rescisión de contrato de Koeman con el Ajax. Si la ruina del Barça que dejó Gaspart le impidió coger por primera vez ese tren, en esta última oportunidad ha sido la ruina deportiva que queda tras la gestión de la junta de Josep Maria Bartomeu la que ha hecho posible el regreso que ansiaba a sus 57 años. El club es ahora mucho más grande, y su fichaje no ha sido un problema, pero esta etapa tampoco estará exenta de problemas económicos. La descomunal partida presupuestaria destinada a las fichas de  los jugadores ya proyectaba serias sombras sobre las finanzas del club, que además debe afrontar la financiación de la reforma de un vetusto Camp Nou. El inmenso roto que deja la crisis del covid-19 hará difícil la tarea del entrenador holandés. No será fácil emprender la operación de saneamiento de la plantilla a la que está llamado Koeman. Y no por falta de carácter para cuadrar el vestuario y tomar decisiones difíciles, algo que el holandés ha demostrado en su carrera y que una directiva que ya tiene poco que perder parece dispuesta a apoyar.  Será difícil buscar acomodo a algunos de los jugadores mejor pagados del mundo, con contratos largos y generosos que se cuentan entre las hipotecas que deja la gestión de los directivos y directores deportivos que han dejado sus despachos o los dejarán a lo sumo el próximo marzo. Y aún más encontrar el músculo financiero para sustituirlos en esta temporada que quizá será más de deconstrucción que de reconstrucción.

Koeman prometió ayer devolver a los jugadores la alegría por jugar, y reinstaurar en el vestuario los valores de esfuerzo y trabajo. Con su presentación, ayer resonaron los ecos del gol de Wembley y del 'salgan y diviértanse' de aquel otro holandés. Falta por ver si eso bastará para devolver el ánimo de unos seguidores indignados. Y que signifique algo para una plantilla acomodada y con los brazos caídos.