Análisis

Ni para salvar al rey

El rey emérito, Juan Carlos I, en una imagen reciente.

El rey emérito, Juan Carlos I, en una imagen reciente. / periodico

Rosa Paz

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Si hay algo en lo que PSOE y PP parecen estar de acuerdo es en la defensa del pacto constitucional en su integridad y, por tanto, en la continuidad de la institución monárquica, que no pasa precisamente por su mejor momento. Es obvio que las informaciones sobre la fortuna de Juan Carlos I y su reciente salida de España con paradero desconocido han agravado la crisis de la Corona en un país donde no hay muchos monárquicos, aunque muchos de los que no lo son tampoco son activos militantes del republicanismo.

"No molesta una Monarquía parlamentaria"

Exceptuando territorios como Catalunya, en el que el rechazo al rey tiene orígenes y motivos diferentes, en el resto de España a la mayoría de la gente no le molesta una Monarquía parlamentaria, con un rey sin poderes, que represente con dignidad y honestidad al Estado. Al menos así lo recogen, al parecer, sondeos que se han realizado recientemente y a los que no se les ha dado publicidad.

Pero los partidos que defienden la Monarquía, en particular socialistas y populares, son conscientes, no obstante, de que tras el mazazo propinado a la reputación de la Corona por Juan Carlos de Borbón tendrían que hacer algo para garantizar la supervivencia de la institución y reforzar a Felipe VI, a quien le persigue ahora el descrédito de su padre y la opacidad con la que se ejecutó la operación de su salida de España. Lo que podrían hacer no es fácil, pero debería estar guiado, en cualquier caso, por el propósito de mejorar la calidad de la democracia española y no solo por el de salvar al rey.

Inviolabilidad

Pero limitar, por ejemplo, la inviolabilidad del monarca exclusivamente a los asuntos que tienen que ver con su cargo y no a las actuaciones de su vida personal, lo que evitaría situaciones como las que ahora se viven, exige una reforma agravada de la Constitución, lo que implica que tiene que ser aprobada por dos tercios de los diputados y los senadores, disolver las cámaras y convocar elecciones, ser ratificado de nuevo por Congreso y Senado y ser sometido a referéndum. Demasiado lío para una reforma tan quirúrgica, en el que nadie está ahora interesado en entrar y que solo podría salir adelante con un pacto de hierro de PSOE y PP. Hay cosas, sin embargo, que se pueden hacer ya, como eliminar del Código Penal el delito de injurias al rey, lo que reforzaría la libertad de expresión y sería bueno para la salud democrática e incluso para la real.

Nada de pactos de Estado

Lo que falla a la hora de plantear una reforma del estatuto jurídico de la Monarquía es, con todo, la incapacidad de socialistas y populares en ponerse de acuerdo en algo, más allá de su coincidencia en votar en contra de comisiones de investigación sobre Juan Carlos de Borbón y asuntos similares. Los populares andan ahora enredados en desgastar a Pablo Iglesias y a Podemos por las denuncias del exabogado de ese partido sobre irregularidades financieras, convencidos, los populares, de que si dañan al líder morado quien saldrá erosionado es Pedro Sánchez. Nada, por tanto, de pactos de Estado en un tema en el que, además del apoyo indeseado de Vox, están más solos que una.