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Siempre con Megan Fox y Elizabeth Berkley

Megan Fox, con un ajustado vestido nude con escote palabra de honor.

Megan Fox, con un ajustado vestido nude con escote palabra de honor. / HB

Desirée de Fez

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Adoro cuando el tiempo pone a las actrices en su lugar. Hay dos películas que me fascinan y fueron incomprendidas en su momento, al menos por la mayoría. Cada una es de una década, han trascendido de forma distinta y, a simple vista, se parecen poco. Son 'Showgirls' (1995), de Paul Verhoeven, y 'Jennifer’s Body' (2009), de Karyn Kusama. La primera ya hizo hace tiempo el salto de película maldita a obra maestra (previo paso por la categoría de película de culto). La reivindicación de la segunda es más reciente: la atención puesta los últimos años en el cine de terror hecho por mujeres hacía obligada la revisión de un filme extraordinario que se adelantó a su tiempo.

Son tiempos perfectos para entender los matices de los personajes de Berkley y Fox en 'Showgirls' y 'Jennifer's body'

Si rascas un poco, descubres que tienen más puntos en común de lo que parece. Las dos están tomadas por la excentricidad, tienen una protagonista femenina feroz y dinamitan la idea de la fantasía masculina que tenía el cine comercial de sus épocas. Y, sobre todo, cuentan con dos actrices que están increíbles y pagaron de forma injusta por los platos rotos. De una forma rarísima, parte importante de la crítica y del público proyectó en ellas su incomprensión y su frustración ante dos filmes que no eran lo que se esperaba. Y convirtieron a Elizabeth Berkley ('Showgirls') y a Megan Fox ('Jennifer’s Body') en culpables. Pero las dos están inmensas y demuestran una comprensión abrumadora del texto de sus películas (los guiones de los controvertidos Joe Eszterhas, para la primera, y Diablo Cody para la segunda) y de las intenciones de sus respectivos directores.

Por eso no puedo estar más entusiasmada con la coincidencia de dos cosas. Una, la existencia del documental 'You Don’t Nomi' (2019; llega a Filmin en septiembre), un análisis de 'Showgirls' que, en parte, profundiza en el trabajo de Elizabeth Berkley. Otra, la reivindicación de Megan Fox que se palpa últimamente en los medios (hace unos días 'The New York Times' le dedicaba un artículo) y en las redes sociales. No es la primera vez que el tiempo pone las cosas en su lugar, pero en estos dos casos me hace especial ilusión porque estos tiempos son perfectos para entender todos los matices de Berkley, de Fox y de esos dos personajes a la greña con el mundo.

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