El panorama político catalán

Un actor nuevo

La Lliga, con un año de vida, tiene la confianza de poder erigirse en lo que nunca se debería haber dañado: el 'pal de paller' que une a todos los catalanes y no los separa. Un espacio político para la cohesión social de Catalunya.

Edificio del Parlament de Catalunya

Edificio del Parlament de Catalunya

Sílvia Requena

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No sabría cómo calificar la ausencia del 'president' Torra en la reunión de San Millán de la Cogolla. Hace algún tiempo que estamos asistiendo al teatro de la confusión, y la última y más visible podría calificarse de abandono de funciones de la Presidencia de la Generalitat.

El hecho es especialmente preocupante en el contexto económico y sanitario actual. En la reunión de San Millán de la Cogolla se pactaban las fórmulas de distribución e inversión de los fondos de la UE para atender las necesidades surgidas del covid, y Catalunya ha quedado fuera de juego cuando tendrá el peor año económico de su historia reciente, con una caída del PIB de alrededor del 20%. Este abandono, además, se ha justificado en algo tan sorprendente y poco sólido como considerar la reunión de presidentes como una "operación de propaganda". Como si el Gobierno de Torra no hiciera propaganda, y en todo momento.

También estamos viendo cómo se está produciendo una nueva <strong>escisión </strong>en el interior del <strong>PDECat</strong>. La primera escisión se produjo el año 2016, durante el contexto de la 'refundación' de CDC, que terminó siendo, a efectos prácticos, su desaparición pública y su dilución en una nueva marca que se llamó PDECat. La segunda escisión se está produciendo en estos momentos a instancias de JxCat. Se trata de una escisión peculiar, promovida por los cargos públicos de JxCat que, desde la marca electoral, se constituyen en partido político alternativo al PDECat y plantean cosas tan anómalas como la doble militancia hasta la plena disolución del PDECat. En política hemos visto escisiones por razones de disidencia, discrepancia en los objetivos o por motivos ideológicos. Pero no conozco ningún fenómeno como el que propone JxCat.

'De facto', lo que proponen altera el axioma "una persona, un voto" y lo transforman en "una persona, dos votos". Como si se pudiera ser del Barça y del Madrid al mismo tiempo, o del Betis y el Sevilla, sin consecuencias prácticas. Algo parecido a marcharse pero con los derechos del otro al que abandono. O, si me lo permiten, algo similar a la figura romana del 'nasciturus'. Es decir, que el concebido, pero aún no nacido, pueda heredar todos los derechos que le sean favorables del progenitor.

El gen convergente siempre había querido parecerse al PNV. Incluso a ERC. Pero, en realidad, nunca ha podido emularlo del todo. Porque CDC nació alrededor de una persona y porque, una vez esta delegó el proyecto, perdió consistencia y perdió el norte cuando olvidó el país completo que gobernaba. De modo que, con la desaparición de CDC (de CiU, para ser más exactos) se perdían prácticas de buen gobierno ejemplares, tal como hoy las admiramos en el PNV o, incluso, el PP de Nuñez Feijóo. El país necesita urgentemente la recuperación de ese espacio que no está, ni de lejos, representado hoy en el arco parlamentario catalán.

Asistimos a lo deontológicamente inadmisible y, lo que es peor, se está haciendo bajo el foco y con cara de satisfacción. Como si muchos de estos protagonistas no recordaran que cobran el sueldo de los presupuestos que nutrimos entre todas y todos. El país no merece tener que sufrir este tipo de 'culebrones' poco edificantes para la gente.

Transparencia y claridad

Por suerte, muchas personas, entre las que me sumo, ya hace tiempo que estamos trabajando para esta recuperación y para alcanzar la unidad de todo el catalanismo político. Es esto, la Lliga Democràtica. Una gran amalgama de personas preocupadas por Catalunya, con acentos diversos, mucha generosidad y una actitud de servicio indiscutible porque los integrantes venimos del mundo profesional y de la empresa con la sincera disposición a dedicar un tiempo limitado de nuestras vidas a hacer política y gestión pública de calidad. Rindiendo cuentas al elector y actuando con plena transparencia y claridad.

En tiempos, la Convergència de Pujol supo construir la unidad necesaria de los catalanistas para lograr una adecuada representación parlamentaria y gobernar el país y su gente con acierto y constructivamente. Pero la etapa de Mas no fue igual. No supo gestionar la sucesión. Creo que es el responsable de este estado de cosas, porque fue el promotor de la primera sucesión hacia el PDECat. En ese momento ya se perdieron muchos activos por el camino. Y ahora, con la segunda sucesión hacia JxCat, considero que el silencio de Artur Mas significa que consiente esta situación. Es de este silencio de lo que hay que hablar. Y no se me ocurre otra oportunidad mejor que esta para que lo haga Artur Mas.

Política racional y seria

La Lliga, con un año de vida, tiene la confianza de poder erigirse en lo que nunca se debería haber dañado: el 'pal de paller' que une a todos los catalanes y no los separa. Un espacio político para la cohesión social de Catalunya. Una organización articulada para hacer aportaciones positivas, negociar y acordar y, también, gestionar y gobernar.

Sabemos que la doctrina política especula últimamente con los decepcionados y los huérfanos de diversas fuerzas políticas. Creo que algunas de estas decepciones pueden encontrarse hoy entre la buena gente del PDECat. A todos ellos les hago una invitación a mantener su camino de la política racional y seria desde las buenas formas.

Tenemos la urgencia de entendernos muchos por el país. También tenemos la necesidad imperiosa de recuperarnos, explorar las semejanzas y similitudes que todavía existen y llegar a acuerdos. Necesitamos responsabilidad para salir del bache. Y necesitamos generosidad, no haber formado parte del problema e imparcialidad para la búsqueda de soluciones.