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Puigdemont sigue dividiendo

Tras el inicio del proceso congresual del nuevo Junts, queda por ver cómo aguanta el actual PDECat el tirón del 'expresident'

Torra escucha la intervención por videoconferencia de Puigdemont, en el acto inaugural del congreso fundacional del nuevo Junts per Catalunya.

Torra escucha la intervención por videoconferencia de Puigdemont, en el acto inaugural del congreso fundacional del nuevo Junts per Catalunya. / periodico

Carles Puigdemont ha abandonado de facto el partido que le hizo presidente de la Generalitat tras las elecciones del 2015, el PDECat. Sus proclamas a favor de la unidad del independentismo suenan cada día más huecas porque no se corresponden con lo que ha sido su práctica política desde que accedió a la presidencia de la Generalitat. Sus actos políticos parecen cada día más guiados por el resentimiento y no por la voluntad de plantear soluciones a los problemas que tiene planteados Catalunya, que tienen que ver con el desafío independentista pero también con la emergencia sanitaria, económica y social derivada del covid-19. Es tiempo de reconstrucción y no de autodestrucción.

El <strong>nuevo Junts per Catalunya</strong> que Puigdemont quiere convertir en "central" dentro del independentismo no es nada más que una amalgama de cargos institucionales que confían en el tirón electoral del 'expresident' para seguir en sus puestos y frenar lo que parece ser, ahora sí, un relevo en toda regla de Esquerra. Las divergencias ideológicas entre, por ejemplo, Quim Torra y Miquel Buch en materia de seguridad, o entre Elsa Artadi y Jordi Sánchez en temas socioeconómicos parecen insalvables mientras no haya una fecha histórica a la vista. Junts no parece ser hoy nada más que una plataforma electoral del presuntamente carismático Puigdemont, sin perfil ideológico y sin un programa plausible para hacer efectiva la república que anhelan menos de mitad de los catalanes. 

Tras el inicio del proceso congresual de la nueva formación, ahora queda por ver cómo aguanta el actual PDECat el tirón de Puigdemont. La dirección se mantiene firme en no diluirse en el nuevo partido del 'expresident' y el primer día no hubo fugas inesperadas excepto la de la 'exconsellera' Meritxell Borràs, una profesional de la supervivencia política desde los tiempos de CDC.  Si los de Bonvehí aguantan este pulso en las próximas semanas, el panorama politico catalán puede dar un vuelco porque las voces a favor de la renuncia a la unilateralidad pueden acabar siendo mayoritarias, lo cual cambiaría radicalmente la agenda electoral y dejaría a Puigdemont arrinconado con la CUP, para incomodidad de muchos de los dirigentes que se han sumado a su partido y de muchos de los votantes que le apoyan incondicionalmente.