Al contrataque

Europa es la salida

La crisis del covid-19 nos ha señalado la urgencia de entendernos en un proyecto común como única alternativa al desastre

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von Der Leyen, y el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, al final de la cumbre, este martes en Bruselas.

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von Der Leyen, y el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, al final de la cumbre, este martes en Bruselas. / periodico

Antonio Franco

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Creo que somos muchos los que ante la mediocridad generalizada de la política española, su partidismo desmesurado, la incapacidad de replantear lo que se ató rematadamente mal durante la transición (como la justicia, como la rehabilitación de la cultura y la memoria democrática), siempre hemos pensado que nuestra única posibilidad de solución de los problemas pasaba por Europa. Diluirnos en ella, reestructurarnos en Europa, era la única salida. Además, solo dentro de ella podríamos rodar y pulir un nuevo modelo español respetuoso con nuestra realidad plurinacional; solo dentro de Europa, pensábamos, conseguiríamos estabilidad, en el contexto de una construcción europea que tirase de nosotros hacia adelante con tanta moderación como firmeza.

Tras el acuerdo de las 5.30 de la madrugada en Bruselas los que opinábamos esto hemos recargado las pilas de la esperanza. Sí, vamos hacia Más Europa y posiblemente con más realismo que nunca. Vamos por fin hacia el inicio de cierta unión fiscal, hacia una política económica con subvenciones internas financiadas con emisiones de deuda conjunta. Vamos asimismo hacia un modelo de solidaridad práctica que incluye un nivel de control interno razonable. Vamos hacia una pluralidad sin vetos individuales, es decir, con necesidad de consensos (aunque sean tan difíciles como el de esta vez). Atención, es un inicio y no un final de camino. No hemos entrado en un futuro de color de rosa, pero puede ser el camino hacia el futuro imperfecto posible y razonable.

No hay mal que por bien no venga. Dos inmensas zancadillas nos muestran un reverso positivo. Una, la huida de la desafecta Gran Bretaña que nunca quiso Más Europa. La otra, la crisis del covid-19, que nos ha señalado la urgencia de entendernos en un proyecto común como única alternativa al desastre. Europa no es una vaca a muñir sino una bandera para muñir ordenadamente entre todos las vacas que podamos aportar. Los problemas persisten, la gente como Casado tiene que aprender, los Torra deben irse y dejar sitio a quienes deseen avanzar, hemos de aprobar presupuestos difíciles... Pero si Europa le funciona a los europeos todo lo demás será mucho menos grave.