¡Zapatero a tus zapatos!

Sería injusto responsabilizar a la Generalitat del aumento de los rebrotes del coronavirus de en el Segrià, L’Hospitalet, Barcelona y otras localidades. Los hay –menores– en otras partes de España y parece que la normalización económica, más los inevitables excesos de parte de la población respecto a la conveniente distancia social, son la causa principal. La tarea no era fácil.

Dicho esto, es difícil no llegar a la conclusión que la Generalitat ha actuado con una torpeza bastante inexcusable. Cuando salíamos del confinamiento –en Lleida y Barcelona casi obviando la cuarta fase– había que extremar el cuidado y la vigilancia. No ha sido así. Para empezar la Generalitat no cubrió el cargo de secretario de Salud Pública, vacante desde el 2 de junio, hasta el pasado sábado. ¿Por qué ha estado vacante tanto tiempo un cargo clave en este momento? ¿Por discrepancias –como ya pasó con los gurús de Torra respecto a la pandemia– entre los ‘conseller’ de JxCat y los de ERC? ¿Por simple desidia?

Resultado: el número de rastreadores es menor al de otras Comunidades Autónomas –la cuarta parte de los de Valencia pese a que tenemos más población– lo que dificulta enormemente el imprescindible acotamiento de los rebrotes.

Y ante los rumores del pasado fin de semana, la Generalitat ha dado órdenes y recomendaciones totalmente contradictorias. No se puede recomendar a los habitantes del área metropolitana que no salgan de sus domicilios salvo por extrema necesidad y, al mismo tiempo, mantener abiertas (con restricciones) las terrazas de los bares y los comercios. ¿Las terrazas y las tiendas no esenciales son para uso exclusivo de los turistas y los transgresores? Y menos aún que Jacobo Mendioroz, alto cargo de Salut, declarara que no descartaba un confinamiento domiciliario de la capital catalana en 15 días. No es necesario ser Sánchez Llibre, y presidir el Foment, para saber que frases así castigan mucho a la economía. La temporada turística –hay pocos hoteles abiertos y con baja ocupación– pueda pasar de mala a catastrófica.

La Generalitat tiene que ser coherente con sus competencias y si las relaciones entre Puigdemont y Junqueras son tan cordiales –como este último dijo el domingo en TV-3– no debería costar tanto. El jefe de la unidad de infecciones del Vall d¿Hebron, Benito Almirante, ha dicho, según el diario ‘Ara’ poco sospechoso de españolismo, que «en tres semanas de gestión propia estamos peor que España». Terrible para los que tanto criticaron los fallos de Madrid. Eso sí, el ‘president’ Torra dice, cuando los catalanes están nerviosos por la pesadilla de un confinamiento en agosto, que <strong>prepara una querella contra Juan Carlos I.</strong> ¡Por favor, zapatero a tus zapatos!

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