Opinión | PULSO INDEPENDENTISTA

Emma Riverola

Escritora

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El humo de Puigdemont

El 'expresident' ha luchado contra la invisibilidad con continuas declaraciones altisonantes y la creación de artefactos políticos de mucho ruido y escaso recorrido

El 'expresident' Carles Puigdemont, en Bruselas, el pasado 23 de junio

El 'expresident' Carles Puigdemont, en Bruselas, el pasado 23 de junio / periodico

Desde que se instaló en Bélgica, Carles Puigdemont ha luchado contra la invisibilidad. Un 'aquí estoy' amenizado por continuas declaraciones altisonantes y por la creación de artefactos políticos de mucho ruido y escaso recorrido. Quizá tampoco importa. A Puigdemont no le han dejado de sonreír las urnas. Su último experimento es un último pulso (que lleva camino de ganar) a los restos de su antiguo partido. Los primeros en seguirle han sido los presos del PDECat y los olfateadores de poder habituales. Una jugada para quedarse con las riendas de JxCat. Eso sí, con la mejor prosa del 'procés'. Ese humo rimbombante que ha ido acompañando cada uno de sus pasos.

En octubre del 2018, se presentó el Consell de la República. Desde las portavocías oficiosas de Puigdemont se definió el artefacto como un espacio liberado del 155 que permitiría defender el mandato del 1-O y constituir la república catalana. Uno de los objetivos era crear una 'nación digital'. Se especuló con sumar a 3 o 4 millones de ciudadanos. Se quedó en 90.000. 

En enero del 2019 se registró la Crida Nacional. De nuevo, las voces del oráculo afirmaban que no era un partido, sino un movimiento transversal que 'haría' la república, con Puigdemont de presidente y que, cómo no, cumpliría el mandato del 1-O. Sumó 54.000 adheridos.

En septiembre del 2019, llegó la homilía del Tsunami. Un movimiento que decía defender la libertad y donde el protagonismo residía en el pueblo. Se hablaba de protesta masiva, de desobediencia activa y perdurable. De puro 'gandhismo'. Nunca se supo quién estaba detrás. Puigdemont lo apoyó desde las redes. Y el movimiento se desvaneció con el humo de las hogueras.

Y ahora tenemos un nuevo partido que, cómo no, proclamará la república y cumplirá el mandato del 1-O. Esta vez con una novedad, ahora se nos informa de que Puigdemont es libertario. No se nos ha detallado si es al estilo de la CNT, de la FAI o del Tea Party. Quizá tampoco importa demasiado. La cuestión es si en el mercado electoral sigue cotizando el humo de colores.