Notables discrepancias y divergencias en la UE

La pugna entre los países del norte y del sur por pactar un fondo de reconstrucción por la pandemia marcará el futuro inmediato de la Unión

Angela Merkel y Pedro Sanchez en su encuentro de Berlin

Angela Merkel y Pedro Sanchez en su encuentro de Berlin / periodico

Ruth Ferrero-Turrión

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“Notables discrepancias y divergencias”. Con esta frase de Angela Merkel a Pedro Sánchez ha quedado sentenciado el crucial Consejo Europeo que se celebra esta semana. A ellas se suman los recelos del holandés Mark Rutte y el sueco Stefan Löfven que no favorecerán la adopción de una decisión en relación con el Fondo de Recuperación o New Generation EU dotado con 750.000 millones de euros y el Marco Financiero Plurianual (MFF) 2021-2027. El objetivo de esta reunión es adoptar una decisión política sobre cómo se distribuirá el dinero del fondo, si en forma de transferencias o de préstamos, así como cuál será el monto del nuevo presupuesto comunitario y su distribución entre las distintas partidas presupuestarias.

La designación del irlandés Paschal Donohoe como nuevo presidente del Eurogrupo ha sido un simple aperitivo en comparación con lo que se avecina. Los países 'frugales' (Dinamarca, Suecia, Holanda y Austria) son partidarios de que el fondo de reconstrucción se realice a través de préstamos condicionados y a que las reformas verdes y digitales que se pongan en marcha puedan ser fiscalizadas mediante consenso y no por mayoría. La principal consecuencia es el aumento de la capacidad de veto de los gobiernos sobre sus pares. Es decir, una apuesta por más intergubernamentalidad y menos integración.

El otro bloque, el del sur, apuesta por que el dinero llegue en forma de transferencias no reembolsables, evitarían la fiscalización y un menor endeudamiento. En este bloque tenemos a España, Italia, Francia, Portugal y Alemania. Por último, un tercer pero no menos importante bloque es el de los países de Centroeuropa, República Checa, Hungría, Polonia y Eslovaquia, que no están de acuerdo, ni con la distribución del dinero del fondo, ni con uno de los principios de condicionalidad propuestos por la Comisión y Charles Michel, el fortalecimiento del estado derecho. Viktor Orban ya ha anunciado que votará en contra del fondo, si este criterio se mantiene. Y a buen seguro contará con sus compañeros de viaje habituales, Andrej Babis, desde Praga, y desde Varsovia, Mateusz Morawiecki, empoderado por la victoria de su partido Derecho y Justicia en las presidenciales del pasado domingo.

Guerra de posiciones

La negociación promete ser intensa y larga. Habrá que tomar en consideración varios ejes de análisis. Por un lado, la guerra de posiciones de los estados miembros para aquellas votaciones que requieran de mayorías cualificadas en el seno del Consejo. Este es el caso del fondo. Pura geopolítica. Lo que pase en esa votación impactará de manera directa en las votaciones del MFF que se vota por unanimidad. Una victoria del bando de los sureños podría provocar una reducción en un 3% del MFF lo que impactaría en partidas como la PAC o los Fondos de Cohesión, donde los del este ganarían a costa de los del sur.

Las espadas se encuentran en todo lo alto, la discusión será apasionante y a veces agotadora. El lado más positivo de todo esto es que la creciente politización de la UE hace que cada vez más la opinión pública se interese cada vez más por los asuntos europeos y eso siempre es bueno.

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