ACTUACIONES ANTE LOS REBROTES

El covid-19. Segunda etapa

La estrategia pasa ahora por la identificación y el aislamiento de los nuevos casos y sus contactos, pero está faltando rapidez de intervención, coordinación entre administraciones y claridad en el mando

El covid-19. Segunda etapa

El covid-19. Segunda etapa / periodico

Joan Clos

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Ya estamos plenamente instalados en la segunda etapa de la epidemia, una vez terminado el confinamiento general. Ahora, la estrategia de control y prevención pasa por la identificación y el aislamiento de los nuevos casos y contactos.

El protagonismo de la lucha contra la epidemia está ahora  con la tarea de identificación y aislamiento específico, en colaboración con el resto del sistema sanitario. Es una tarea que requiere una ingente labor de tratamiento de datos para ir identificando la movilidad del virus y su severidad. La información que se extrae de las encuestas epidemiológicas individuales debería conseguir listas exhaustivas de contactos que no necesariamente serán locales sino que se pueden haber dado a cierta distancia, especialmente ahora que ya no hay confinamiento general. De aquí que la colaboración de Salud Pública con los servicios de asistencia primaria deba ser escrupulosa porque puede ser necesario poner en cuarentena los casos asintomáticos y sus contactos en hoteles medicalizados. Piénsese que los contactos pueden ser no tan solo de otra población, sino incluso de otra comunidad autónoma o del extranjero.

Una labor muy exigente

Las bases de datos se tienen que analizar día a día y retroactivamente porque, como es sabido, la enfermedad se transmite también en los días que la persona infectada aún no tiene síntomas. La relación entre un contacto que se infecte puede establecerse en sucesivas explotaciones de datos, incluso retroactivamente. La estadística bayesiana es la metodología que permite identificar estas relaciones de forma apropiada. Como puede inferirse, este trabajo es muy exigente porque requiere una gran robustez de los sistemas estadísticos aplicados así como la calidad de los datos de base. Los servicios de Salud Pública deberán actuar como autoridad gubernativa y se apoyarán, cuando sea necesario, de la fuerza pública, bajo el amparo de la ley de Salud Pública. La labor sanitaria durante esta fase es extremadamente exigente, laboriosa y paciente, a la vez que insustituible. Del buen hacer de ahora dependerá que se eviten los grandes brotes que obliguen de nuevo a un confinamiento de toda la población.

Lo que está ocurriendo en el Segrià pone en evidencia la incapacidad del sistema de los servicios actuales de Salud Pública para ir por delante de los acontecimientos. Está faltando capacidad rápida de intervención, coordinación entre las administraciones, claridad en el mando, claridad en las responsabilidades y, lamentablemente, todo ello puede ser un anticipo de mayores crisis inmediatas. Hay que tenerlo claro, debe conseguirse que funcione el sistema de alerta sanitaria de Salud Pública, de lo contrario la única alternativa es el confinamiento general, con la consiguiente parálisis de la economía.

Los servicios de Salud Pública están aún lejos de poder hacer su función adecuadamente, no tan solo por falta de recursos económicos sino también organizativos e incluso de conocimiento, por lo menos en Catalunya. La situación preelectoral que se vive es, además, otro elemento que no contribuye a reaccionar contundentemente ante la evidencia de estas precariedades y lo preocupante es que, como se ha dicho, no hay alternativa viable y no hay más remedio que afrontar el problema sin excusas ni pretextos.

Debería nombrarse ya a un responsable de Salud Pública para Catalunya, responsables de Salud Pública para cada una de las veguerías y un responsable de Salud Pública para cada una de las comarcas. Se podría movilizar a epidemiólogos de reciente jubilación para cubrir la infradotación de los mismos y atender las necesidades actuales. El sistema de tratamiento y gestión de datos debe estar reforzado y accesible convenientemente en cada una de estas unidades mencionadas y poner, a disposición de las mismas, hoteles medicalizados para aislar a casos y contactos asintomáticos. Las unidades de intervención deben de contar con fuerza pública y con una adecuada coordinación judicial. Tiene que haber una unidad móvil de servicios de epidemiología desplazable ante cualquier foco. Ni a Catalunya ni al resto de España les conviene dar la sensación de que en esta fase flaqueamos. ¿Estaremos a la altura?