Dos miradas

Alta exigencia

Veronique Monguillot, la mujer del conductor del autobús agredido por negar el viaje sin mascarilla en Bayona (Francia), flanqueda por sus dos hijas, el 8 de julio del 2020, en una marcha silenciosa

Veronique Monguillot, la mujer del conductor del autobús agredido por negar el viaje sin mascarilla en Bayona (Francia), flanqueda por sus dos hijas, el 8 de julio del 2020, en una marcha silenciosa / periodico

Josep Maria Fonalleras

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Una prohibición genera, de manera inevitable, un rechazo explícito. Y no solo eso: el deseo de subvertir la norma, por el simple hecho de ir contra la veda o porque pensamos que nadie nos ha de imponer nada, nace entre nosotros como una bocanada. La prohibición, para que sea efectiva, se alía con la sanción, porque, si no, sería sólo un consejo. Y multar o imponer un castigo se puede entender como una injusticia (tan dados como estamos a proclamar una individual ética que se impone a la ética colectiva) o como la estructuración necesaria de la convivencia.

Las mascarillas. Nos convertimos en policías cotidianos en busca de los infractores o nos estamos de reconvenir al otro porque otros problemas tenemos o porque intentamos mirar hacia otro lado. Hasta que llega el trabajo ingrato del servidor público que impone la norma -es un deber- en su territorio. No es un 'sheriff', sino un conductor de bus, discreto y anónimo, que sabe que su trabajo es llevar a los pasajeros, sanos y salvos, a su destino. Sanos y salvos. Y muere en el intento de evitar el incivismo, como ha pasado en Francia. Es también, este tiempo que nos toca vivir, un ejercicio de alta exigencia de la civilidad.