Discursos tóxicos

Contra la inutilidad política

Habrá dos formas de hacer política en el futuro: liderar la frustración o liderar la reconstrucción

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zentauroepp54081863 beard200712135528 / LEONARD BEARD

Jordi Xuclà

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Lo podía haber escrito en positivo: a favor de la utilidad política. Pero el lenguaje que funciona en nuestra conversación pública es en negativo. Un reciente estudio de los profesores Noam Gidron y James Adam sobre 20 países occidentales demuestra que España es la sociedad más polarizada de su entorno. Es decir: aquella donde los simpatizantes de un partido político sienten más antipatía por los de otro partido. Mucho más que en Estados Unidos, por ejemplo. En este dato puede haber la explicación de las averías de una inestable vida política a nivel español y catalán desde 2015. ¡La máxima malevolencia de las sociedades democráticas occidentales!

Al principio de su mandato en la Casa Blanca el presidente Barack Obama escribió un premonitorio artículo donde apuntaba que el lenguaje de la crónica y el llamado relato político cada vez tendría más características propias de las estructuras gramaticales y discursivas del lenguaje deportivo. Blanco contra negro, un buen revés en la mandíbula, hooliganismo en las gradas... ¿Qué es sino esta política superficial que distrae y crea polarización y fanatismo a golpe de tuit, zasca y frases de trazo grueso por el consumo masivo en las redes sociales ? Dicen que cada vez más una parte importante de la población tiene interés por la política pero sería más apropiado decir que este tipo de consumo de la política es asimilable al consumo de programas de distracción. Literalmente la franja horaria que antes ocupaba un programa de crónica rosa hoy la ocupa un exitoso programa pretendidamente de análisis político. La sociedad más polarizada de todas las sociedades occidentales: alimento para la autoafirmación en la propia burbuja de las convicciones cuando no el gregarismo y el cultivo de la antipatía, la visceralidad y el rechazo hacia el que piensa diferente. Podemos encontrar episodios de este clima malsano cada día en la vida política catalana y española. Donde hasta hace poco llamaba más la atención la destrucción que la construcción, la no utilidad política.

El profesor Christian Salmon lo explica en su libro 'La era del enfrentamiento. Del storytelling en la ausencia de relato (Península)'. La palabra que se ha instalado en el lenguaje político, 'relato', no es más que la eficacia de la retórica como arma de manipulación masiva al servicio de la comunicación, la publicidad y la política. Escribe Salmon: "Estamos ante el triunfo de contar historias al servicio de actores políticos sobre la base del enfrentamiento y el descrédito sistemático del otro. En una sociedad hiperconectada y hipermediatitzada ya no vale solo la palabra sino que la manera de llegar a conquistar el poder se base en la combinación ganadora del enfrentamiento, la transgresión, la imprevisibilidad e imponer la propia verdad, la que convenga".

El caos narrativo es el paraíso soñado de los populistas, los demagogos y todos los que quieren liderar la frustración y no la reconstrucción. Huelga decir que el caos narrativo basado en el enfrentamiento crea cuadros psicológicos insanos y tóxicos. Buena gente asqueada de tantas horas colgados en las redes sociales. Un informe reciente de Reuters Internacional demuestra cómo España y Japón encabezan el uso mundial de las redes sociales para distracción y como fuente de información. ¡El uso del WhatsApp como canal de transmisión de noticias en España es el más alto de todos los países estudiados! Canal de transmisión de tantas patrañas, discursos del odio y mentiras premeditadas.

Nuestra sociedad es la más polarizada del mundo occidental, la que genera más antipatías entre bloques, la que infantiliza deliberación política. Por eso campan por los prados de la notoriedad los reyes de la banalización y el surfeo político. 'Lady Twitter' puede brillar más que un legislador técnicamente equipado, algún profesor antes riguroso ahora busca el aplauso fácil en la red y los que tienen más errores por esconder en política disparan a córner creando más ruido que tapa vergüenzas.

Así nuestra sociedad se iba haciendo malsana hasta que ha llegado el aterrizaje en el campo inédito de la dureza social y económica provocada por el covid-19. Ahora va en serio y con el relato no es suficiente. Ahora va en serio y que se mantenga en el registro de la tontería será poderosamente detectado como un farsante en tiempos de cólera. Tiempo para la cooperación, el realismo y el pragmatismo. Cuanta más polarización, menos cooperación, más tiempo perdido. Habrá dos formas de hacer política en el futuro: liderar la frustración o liderar la reconstrucción. Hoy la radicalidad es dejar que corra por el desagüe la tontería.

*Profesor en la Facultad de Comunicación y Relaciones Internacionales de la Universidad Ramon Llull.

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