Dos miradas

Bolsonaro y la muerte

El broche ignominioso de Bolsonaro ha sido la gestión del coronavirus, haciendo campaña contra el confinamiento. Su mandato es un desprecio para la vida. Eso es la ultraderecha

El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, da positivo en coronarivus

El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, hace justo un año. / periodico

Emma Riverola

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Jair Bolsonaro, el insolvente presidente de Brasil, se ha contagiado de coronavirus. Me autocensuro. Huyo de cualquier pensamiento que me acerque a la mentalidad del sujeto. “Que acabe su gobierno muriendo de un cáncer o de un infarto”, le deseó a la expresidenta Dilma Rousseff.

Bolsonaro ha practicado la política de la muerte. Su machismo exhibicionista y su retórica misógina ha empeorado las trágicas cifras de feminicidios. Ha flexibilizado la adquisición y tenencia de armas de fuego. La cifra de asesinatos a manos de policías se ha disparado. “Los indios huelen mal, carecen de educación y no hablan nuestra lengua”, opina. Ha desmantelado el sistema de protección para las comunidades indígenas y ha prometido abrir la Amazonia a la explotación comercial, la minería y la agricultura a gran escala. Una amenaza existencial para sus habitantes y para el pulmón del planeta. Es decir, para todos. El broche ignominioso de Bolsonaro ha sido la gestión del coronavirus, haciendo campaña contra el confinamiento. Su mandato es un desprecio para la vida. Eso es la ultraderecha. Al menos, que el coronavirus la desnude.