Al contrataque

Matar al mensajero

Unidas Podemos, que venía a regenerar y a ser diferente, tiene especial dificultad para encajar los juicios negativos

zentauroepp54024377 ministros200707142628

zentauroepp54024377 ministros200707142628 / EFE J J Guillen

Cristina Pardo

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Cuenta Arturo Pérez Reverte una anécdota maravillosa de su primer trabajo como periodista, cuando su jefe le mandó a entrevistar a un alcalde y él dijo sentir miedo. Entonces, su superior le contestó: “Mira, chaval, cuando lleves un bloc y un bolígrafo en la mano, quien debe tenerte miedo es el alcalde a ti”. Desde entonces hasta ahora, el oficio se ha desprestigiado bastante a ojos de los ciudadanos. Los periodistas somos habitualmente objeto de crítica por la ideología que se nos presupone, en función de las circunstancias. A veces, indudablemente, se nos vapulea con razón. Sin embargo, en otras muchas ocasiones, los políticos distinguen entre buenos y malos periodistas, dependiendo de si se les cuestiona poco o mucho, a sabiendas de que eso cala, al menos entre sus votantes.

La crítica furibunda que han hecho desde Unidas Podemos a Vicente Vallés es buena muestra de ello. Tanto Iglesias como Echenique o Monedero han considerado siempre que todo cuestionamiento de su acción política era injusto en el mejor de los casos y dirigido por las cloacas en el peor. El que emite un análisis crítico con su manera de proceder pasa a ser automáticamente de derechas, de ultraderecha o de ultra ultra derecha. Sin embargo, hasta ellos saben que se puede no conocer de nada al comisario Villarejo y, al mismo tiempo, considerar que Unidas Podemos no lo hace todo bien, ni mucho menos. Hasta ellos saben que el mismo derecho tienen los periodistas que subrayan sus incoherencias, que aquellos que no las consideran y que seguramente sí son de su gusto.

Intentar amedrentar al mensajero que les incomoda es más viejo que la pana. Casi todos lo hicieron antes de que llegara Pablo Iglesias. Y después, con Vox. Pero su formación, que venía a regenerar y a ser diferente, tiene especial dificultad para encajar los juicios negativos. Ni todo son cloacas, ni toda crítica está injustificada, ni todos los periodistas que no les gustan están vendidos a no sé qué fuerzas del mal. Analizar, opinar o contextualizar forma parte de nuestro trabajo. Y rendir cuentas forma parte del suyo.