Dos miradas

Puigdemont, temporada 2

El 'expresident' Carles Puigdemont, el pasado 23 de junio, en Bruselas.

El 'expresident' Carles Puigdemont, el pasado 23 de junio, en Bruselas. / periodico

Emma Riverola

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<strong>Puigdemont apuesta por romper con el PDECat, </strong>el enésimo movimiento del político más escurridizo del tablero catalán. Dueño único de sus pasos. Y de sus trampas. Incapaz de soportar las presiones, declaró una DUI que no deseaba y colocó a las instituciones catalanas en la peor situación de la democracia. Sus movimientos posteriores no se entienden sin aquel momento convulso. El Puigdemont actual se define por el instinto de supervivencia, también por las ganas de desquite. Al Estado y a ERC.

Mientras la mayoría de los protagonistas del 1-O y la DUI se impregnan de pragmatismo y reconocen que ese camino no puede volver a transitarse, Puigdemont trata de quedarse con la herencia de la ilusión. Que la aventura salió mal es evidente. Que consiguió movilizar como nunca, también. El ‘procés’ se gestó y creció con la crisis de 2008. Ahora llega la provocada por la pandemia. Puigdemont insiste en la transversalidad de su propuesta. Ni de derechas ni de izquierdas. Una mano asida a la ilusión.  Y otra presta a señalar traidores. De nuevo, la promesa de un sueño ante una realidad dolorosa. ‘Procés’, temporada 2.