Carrera hacia la Casa Blanca

El horizonte de Trump

La pandemia, la crisis económica y la revuelta contra el racismo en EEUU dan un giro radical a las opciones de reelección del presidente

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Rafael Vilasanjuan

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Solo cuatro meses más y sabremos si el mandato de Donald Trump acaba siendo tan efímero como desastroso su legado. Los síntomas no pueden ser peores. La decisiones erráticas del presidente han convertido a EEUU en el país mas lastrado por el covid-19. Cuando la famosa curva de la epidemia tenía que bajar, resulta que solo ha tomado aire para repuntar con más fuerza. El virus se hace fuerte y circula con tal velocidad que anuncia un futuro imprevisible, mientras en las encuestas no para de crecer la distancia de Biden como candidato favorito frente al presidente Trump.

Nadie preveía esto, ni siquiera el Partido Demócrata, que guardó sus mejores bazas para competir dentro de cuatro años. Tampoco Biden, un perfil demasiado elegante para que encaje en el voto de las clases más populares, demasiado liberal para convencer a quienes está dejando en la cuneta un sistema más desigual que nunca y sobre todo demasiado correcto para enfrentarse a un provocador mentiroso como Trump. Nadie preveía una debacle tan grande pero ahora que la campaña va a entrar en la recta final, es posible.

Un país en llamas

Solo quedan cuatro meses y el país está en llamas. La caída del coloso americano parecía anunciada con un presidente entregado al populismo ultranacionalista que ha dado la espalda a todos sus socios directos, desde la Unión Europea a México o Canadá. Pero la preveíamos mas lenta. No es solo el desastre del covid-19. Está perdiendo la batalla por la hegemonía del comercio mundial con China, y ha devuelto al mapa a la Rusia de Putin, primero como aliado en su elección y ahora como enemigo estratégico. ¿Quién es amigo de Trump? Y lo que es peor, acostumbrado como están los inquilinos de la Casa Blanca a ser el referente internacional, ¿quién confía ahora en él?

El último en apuntar con su dedo acusador ha sido el exdirector de la CIA, Leon Panetta, que considera que el presidente ha dejado el país a la deriva del virus, sin un plan estratégico para hacerle frente de manera efectiva, ignorando el consejo científico hasta asegurar hace dos días que el virus se irá solo, por su cuenta.

Lleno de ira

Con las calles incendiadas por las protestas contra el racismo, un movimiento que trasciende a la población afroamericana y que tal vez pensaba utilizar para movilizar al voto blanco que quiere orden y justicia, el presidente se ha entregado a la campaña como si EEUU entrara en guerra. En el primer encuentro público con sus seguidores les habló como guerreros que tenían que prepararse para la batalla de noviembre, mientras descarga toda su ira contra el rival Joe Biden, al que llama el guerrero solitario.

El conflicto siempre le ha funcionado porque cohesiona a la tribu. Pero de la misma manera que en las anteriores elecciones ese movimiento nos pilló a todos por sorpresa, ahora, con el país hecho unos zorros puede que este llamamiento sirva también para movilizar el voto contrario dentro de cuatro meses. Un horizonte que empieza a pintar negro para Trump. No tanto para el resto.

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