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Angela Merkel, líder de Europa

El plan de recuperación económica que apadrina puede dar mayor cohesión política y fiscal a la UE

La cancillera alemana, Angela Merkel.

La cancillera alemana, Angela Merkel. / periodico

Joan Tapia

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La pandemia del covid ha confirmado que los Estados Unidos de Trump ya no son el referente -aunque muchas veces bastante borroso- de los países democráticos como sucedía desde el fin de la segunda guerra mundial. Al mismo tiempo la UE, un gran proyecto de futuro, pero en la práctica solo una unión de estados soberanos, se ha enfrentado a su debilidad congénita (no puede actuar como un Estado porque no lo es) y a una crisis económica que podría llegar a destruirla por la muy distinta capacidad de reacción de los estados que la forman.

Estamos todavía en este punto. Pero hay dos hechos nuevos que pueden aclarar el horizonte. Primero, la creciente posibilidad de que Trump, con una gestión errática y catastrófica respecto a la crisis sanitaria, pierda las elecciones de noviembre frente a Biden.

En segundo lugar, la irrupción de Merkel como líder europea abogando, al frente del eje franco-alemán, por un plan de recuperación económica de 750.000 millones que ayudaría a sobrellevar la crisis y sería un paso relevante -tras la moneda común y el papel mas activo del BCE- hacia una mayor cohesión política y fiscal de la zona euro.

Merkel está asumiendo el rol de líder de Europa coincidiendo con la presidencia semestral alemana de la UE que empezó este miércoles. Y puede hacerlo por varios motivos. Uno es que Alemania es no solo la economía más potente de la UE sino también la más resiliente porque tiene una deuda pública inferior a la media, no digamos ya a la de los países del sur (Francia, Italia y España), cuyo endeudamiento bordea el 100% del PIB o (caso de Italia) lo supera.

Cuatro elecciones generales ganadas

También porque Merkel, líder de la democristiana CDU alemana, no solo ha sabido ganar cuatro elecciones generales sucesivas, sino que ha gobernado Alemania durante 15 años, desde el 2005. Y lo ha hecho con un posicionamiento moderado y pragmático, respetando las fronteras ideológicas, pero negándose a quedar encerrada en ellas. Está en el ala abierta de su partido y ha gobernado tanto con los liberales (un mandato) como, principalmente, con los socialdemócratas del SPD (tres mandatos).

Su centrismo y pragmatismo facilitan la confluencia de las grandes corrientes europeas

Sabe gobernar en coalición con socios con mucha personalidad y su pragmatismo no le ha impedido tomar posiciones valientes en defensa de los valores europeos. Así en el 2015 decidió acoger a muchos más refugiados, que huían de los conflictos de Oriente Próximo, de lo que era popular en muchos sectores y en otros países de la UE. Aquello, junto a que la gran coalición impedía que el SPD fuera una clara alternativa, provocó el auge de la extrema derecha de Alternativa por Alemania. También de los Verdes. Pero cinco años después las aguas han vuelto a su cauce. La CDU sigue encabezando las encuestas, el SPD no se ha hundido a favor de formaciones a su izquierda, y los Verdes son un partido que puede gobernar no solo con el SPD sino incluso con la propia CDU (ya lo hacen en algunos 'länder').

Merkel encarna pues tanto la capacidad económica de Alemania como la confluencia de los grandes partidos centrales (más a la derecha, o más a la izquierda) europeos y la firmeza en los valores democráticos frente a la derecha extrema y la izquierda utopista que no logra la confianza en ningún país europeo.

Si su plan de recuperación económica sale adelante y funciona, Angela Merkel será no solo la líder de Europa sino un referente democrático mundial. Algo esencial en el actual desorden internacional. El único inconveniente es que ha decidido que está en su último mandato alemán. Pero solo tiene 65 años. Bastantes menos que Trump y Biden.

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