EL TABLERO CATALÁN

La victoria 'póstuma' del doctor Carretero

Las tesis que inspiraron a Reagrupament han colonizado progresivamente espacios políticos y sociales

Joan Carretero, en noviembre del 2011, en un acto de campaña de ERC y Reagrupament, en Barcelona.

Joan Carretero, en noviembre del 2011, en un acto de campaña de ERC y Reagrupament, en Barcelona. / periodico

Sergi Sol

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Tras casi cinco lustros de pujolismo, el pacto entre el PSC de Pasqual Maragall y la ERC de Josep Lluís Carod-Rovira y Joan Puigcercós apeó a CiU del poder. Los cachorros de CDC se movilizaron exigiendo la Generalitat con una tesis que rezaba 'CiU + ERC = Catalunya'. Luego lo remataría la 'primera dama' evocando cómo se sintió cuando vio a Maragall y Carod cruzar el umbral del Palau de la Generalitat: "Como si los ladrones hubieran entrado en casa". Frase para la posteridad.

El pacto entre republicanos y Maragall soliviantó a un sector de las bases de ERC, la más permeable al discurso convergente. También, en buena medida, al españolismo, aunque este niega ser nacionalista pese a su rancia tradicion. A menudo vemos la paja en el ojo del vecino y no vemos la viga en el nuestro.

Ahí germinaron dos expresiones paralelas, dos reacciones opuestas a ese pacto: Ciudadanos y Reagrupament. Luego se añadió Solidaritat, con la que tuvo que lidiar infructuosamente Joan Carretero, erigido en líder del rechazo visceral al pacto de republicanos con socialistas; pacto que, a la postre, fue el que rompió las aguas mansas de la política catalana cuando entomó la reforma de un ambicioso Estatut.

Cs también responde al mismo patrón, solo que en el extremo opuesto. Fue una reacción a la conmoción que les provocó ver a Maragall abrazarse a ERC. Para estos fue como pasar del fuego a las brasas. Querían echar a Jordi Pujol y resultó que Maragall se alió con ERC. El remedio era peor que la enfermedad. E hicieron aquello de borrón y cuenta nueva.

Carretero comenzó siendo 'conseller' de Governació hasta que fue cesado por arremeter contra Maragall. Fue entonces cuando, azuzado por CDC por detrás, pasó a liderar todo desafecto a la alianza de Govern entre socialistas y republicanos. Se esforzó en negar su seguidismo hacia CiU. E incluso les llamó "campeones de la renuncia". Puigcercós, a sensu contrario, auguró que "ese tipo de inventos acaban siempre en Convergència". Como ya ocurriera con el PI de Pilar Rahola y Àngel Colom, Puigcercós acertó de lleno. Reagrupament acabó integrándose en CDC.

El triunfo estéril de Cs

Ciudadanos no hizo tanto ruido al principio. Pero al final abrió un boquete al PSC y casi deja fuera del Parlament al PP cuando ganó las elecciones catalanas, triunfo estéril y efímero. Desgarró a un PSC que perdió sus activos más catalanistas. E incluso amedrentó al PSOE, tanto que Pedro Sánchez acabó clonando el discurso del derechista Albert Rivera en las últimas legislativas.

Parecería que Reagrupament no tuvo tanto éxito. Nada más lejos de la realidad. Las tesis que inspiraron a Carretero y su Reagrupament han colonizado progresivamente espacios políticos y sociales. Solo hay que ver quiénes están al frente hoy de instituciones y entidades. La Cambra de Comerç la preside hoy un hombre de Reagrupament. La vicepresidencia del Parlament, también.

En el flanco cívico, la ANC se ha ido escorando hacia ese mundo cada vez más. E incluso la Generalitat, en su vértice. Ahí es nada. Carretero, como Rivera, dejó huella. Su populista patadón y 'pa'lante' no triunfó entonces. Pero su discurso ha calado.