EDUCACIÓN EN EL TIEMPO LIBRE

Las colonias más necesarias

Toda la infancia se ha vuelto más vulnerable con el covid-19

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Un grupo de niños, durante una actividad de Fundesplai.

Un grupo de niños, durante una actividad de Fundesplai.

Las actividades de verano, como las colonias o casales y, en general, la educación en el tiempo libre, son un Derecho del Niño, en mayúsculas, rotundo y sin excepciones. Pero no tenemos ninguna duda de que en este contexto del covid-19 son aún más necesarias. Después de semanas de confinamiento y de la intensidad de las experiencias vividas de estos días, los niños y niñas necesitan vitalmente espacios de reencuentro, necesitan recuperar el acercamiento social con los iguales, fuera de casa, con espacios de aventuras, confidencias, juegos y sueños, en experiencias donde se convierten en los protagonistas sin intermediarios.

Sí, reivindicamos «el acercamiento social» en lugar del concepto envenenado del «distanciamiento social» que parece imponerse popularmente para referirse a la «distancia física de separación». La distancia social es la que evidencia que no todos los niños disfrutan de las mismas oportunidades educativas. Y precisamente la educación en el tiempo libre surge como antídoto para compensar estas desigualdades que se han hecho más patentes a lo largo del confinamiento y en familias especialmente vulnerables. Por eso reivindicamos un apoyo masivo de las administraciones para garantizar el acceso universal a las actividades de verano. Con el covid-19, toda la infancia se ha vuelto más vulnerable.

Las monitoras y los monitores se han formado para acoger y acompañar emocionalmente a los niños. No, no haremos terapia (no se preocupen por el intrusismo profesional). Las actividades de verano, no obstante, se están convirtiendo en la primera experiencia globalizadora para compartir las angustias, la tristeza vivida, las pérdidas de personas cercanas, pero también de libertades, las añoranzas ... Y con cuentos, con juegos, con dinámicas individuales y de grupo, se intentará explicitarlas y canalizarlas hacia el vínculo con los demás.

Y el miedo, el miedo a salir, a estar con otros... El miedo es una emoción adaptativa que nos avisa de los peligros y que seguro que los niños tienen más presente que nunca. Asumimos el reto de ayudar a los niños a comprenderla, a identificarla, y tomar medidas proporcionadas que nos protejan, evitando alimentar angustias excesivas y aprendiendo a tolerar cierto grado de incertidumbre. Se nos plantea el reto mayúsculo de aprender a vivir y convivir sin un temor excesivo al otro y al entorno.

Fundesplai ha realizado un proceso participativo con un millar de niños. Y los resultados son claros: los niños quieren disfrutar del contacto con los demás, y reivindican la naturaleza como espacio de juego, el agua como escenario de las risas y la solidaridad como proyectos donde sentirse realizados.

Para muchos niños de muchos barrios de nuestras ciudades, el déficit de naturaleza es ya un hecho demasiado habitual. Las actividades de verano son una oportunidad para hacer posible el contacto con el entorno natural, reconectar con la naturaleza, descubrirla sensorialmente, ya sea en las excursiones de las colonias, las noches de vivac, o las actividades de los casales que priorizarán los parques urbanos en lugar de los patios de centros. Y desde los campos de trabajo de mejora del entorno natural y de los proyectos solidarios de servicio a la comunidad que se desarrollarán desde muchos esplais, los niños y jóvenes pondrán nombre y cara a la solidaridad hacia los otros, reivindicando que ellos también quieren protagonizar la lucha por un mundo mejor tras la pandemia, y que no los podemos dejar al margen, cuando las necesidades sociales y las emergencias están más presentes que nunca.

Y todo ello, imaginando unas actividades que además, han de contemplar medidas de precaución ante el covid-19.

El trabajo de nuevos hábitos, de toma de conciencia, hecho desde la participación de los niños, ayudará a la interiorización de nuevas pautas en su vida cotidiana, mucho más allá de las mismas actividades de verano, y que seguro serán muy útiles para utilizarlos a diario para una vida más sana.

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Los equipos de monitores y monitoras están trabajando desde hace días por todo esto y más. Sorteando los nuevos protocolos, contradicciones, obstáculos, vallas y miedos. Y organizando unas actividades imprescindibles, haciendo posible el equilibrio entre la prevención de riesgos y la función educativa y de cuidado del acompañamiento emocional de las actividades de ocio. Gracias a todos y a todas por hacer posible el verano más importante. Esperemos que sea mágico, comprometido y lleno de aventuras. Los niños y niñas lo merecen.

*Director de Innovación y contenidos de Fundesplai.

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