Fenómeno cultural

Una campaña para los nuevos lectores

No parece que haya programada ninguna iniciativa de promoción de la lectura, y quizá sea el mejor momento para hacer una de las buenas

Un hombre con mascarilla lee un libro en un parque de Madrid, el pasado 23 de junio

Un hombre con mascarilla lee un libro en un parque de Madrid, el pasado 23 de junio / periodico

Isabel Sucunza

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La idea de que el confinamiento crearía nuevos lectores sonaba más a 'wishful thinking' del sector del libro que a cualquier otra cosa. El razonamiento que se hacía era muy básico: cuando se tiene demasiado tiempo libre, uno se acaba aburriendo, y cuando se aburre, acaba cogiendo un libro. Como de primero de primaria de los años 80 –cuando no había internet en casa y en la tele solo había dos canales– era el razonamiento. Sin embargo, la sorpresa ha sido que sí: el confinamiento ha creado lectores.

Estos días pasan por la librería madres y padres que nos cuentan que a sus hijos adolescentes les ha dado por leer y nos piden libros que no hagan que se les pasen las ganas: "que no les asusten", nos suelen decir. "Ha devorado los 'Harry Potter' de su hermano" o "a mí me gustan mucho los libros de historia; le iba explicando el que estaba leyendo como si fuera una serie y un día le pillé leyendo sola porque quería saber qué pasaba después y yo esa semana no tenía demasiado tiempo para leer".

La siguiente pregunta

"¿Por dónde podría continuar?" es la pregunta que suele seguir a estas explicaciones de progenitores evidentemente orgullosos.

También vienen adultos que han abierto por fin el libro que les regalaron por Navidad, les ha encantado y quieren más libros del mismo autor; o que se han puesto a leer el libro que acababa de dejar su pareja –uno de Harari, en este caso- y que quieren leer más cosas del estilo.

La casualidad (o las condiciones favorables a la propagación o a la extinción del virus, no lo sé) ha hecho que confinamiento y verano, con sus vacaciones, este año vayan seguidos. Ahora mismo no parece que haya programada ninguna campaña de promoción de la lectura, y puede que fuera el mejor momento para hacer una de las buenas (por fin): una que recogiera todas estas aficiones lectoras nuevas y las impulsara de alguna manera. Una, para variar, diseñada después de escuchar a los lectores, a los nuevos, ahora que parece que mucha gente se ha puesto a leer.

Es el momento de dar información práctica que explique por dónde seguir leyendo, a dónde puedes dirigirte para que te expliquen qué títulos hay de fondo, qué escritores se parecen entre ellos y por qué, qué libros son del mismo estilo que ese que tanto te ha gustado.

La realidad, sin embargo, es que las energías se dirigen para otro lado; que lo que sí que hay previsto para este verano, con el Sant Jordi aquel mermado que se hará el 23 de julio, y para el otoño, con una 'rentrée' desesperada que intentará dar salida a todo lo que no ha podido salir antes, es un alud de novedades que no vendrán acompañadas de todas estas explicaciones útiles sino de campañas de promoción que simplemente jugarán a ver quién grita más fuerte: "Comprad este libro; no, comprad mejor este otro".

Y otra vez todo ese ruido que no tendrá en cuenta a qué lectores se dirigirá.