LA CLAVE

Un VAR infectado

El videoarbitraje tiene el mismo virus que la Liga: estructuras obsoletas, intereses espurios, autocomplacencia, decadencia, y malos, muy malos profesionales

El árbitro Sánchez Martínez revisa una jugada en el monitor durante el Barça-Madrid de la Liga 18-19.

El árbitro Sánchez Martínez revisa una jugada en el monitor durante el Barça-Madrid de la Liga 18-19. / periodico

Bernat Gasulla

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Dicen que un sistema acaba siendo bueno o malo en función de las personas que deben ejecutarlo. Toda planificación, por perfecta y previsora que haya sido, acaba dependiendo de que cualquier zote no se la lleve por delante. Es tan importante qué se hace como quién se encarga de hacerlo.

Uno es de los que aplaudieron la llegada del arbitraje con videoasistencia (VAR) por lo que significaba de modernización de la justicia en el deporte. Al fin no dependeríamos de las dioptrías (o de la mala fe) del colegiado de turno para decidir aspectos del juego  tan poco opinables como un gol o un fuera de juego.

Pero la experiencia, una vez más, se ha encargado de frustrar las esperanzas depositadas en el avance tecnológico. El VAR está zozobrando (por no decir fracasando) porque depende de un gremio que necesita un plan Renove como el del automóvil: los árbitros. Y, además, es una rueda más de un engranaje oxidado que ya chirría por los cuatro costados, como ha demostrado la pandemia del coronavirus: el fútbol hiperprofesionalizado.

Ya desde el principio, el videoarbitraje planteaba numerosos interrogantes: ¿quién y cuándo decide que se recurre al VAR para dilucidar una jugada dudosa? ¿Se ha de revisar un lance desde el inicio de la jugada? ¿Cuándo, cómo y por qué debe revisar el árbitro en persona la grabación para dictar sentencia?

Todas estas lagunas no hacen más que alimentar las sospechas de que la justicia (tampoco en el deporte) no es ciega. Es coja y miope, pero ve muy bien a quién beneficia y a quién perjudica. Y se alimentan así las teorías de que Florentino Pérez y Javier Tebas lo tienen todo atado y bien atado para que el Real Madrid se lleve la Liga del coronavirus.

El VAR está infectado del mismo virus que la Liga de las estrellas tal y como la conocemos: estructuras obsoletas, intereses espurios, autocomplacencia, decadencia,  y malos, muy malos profesionales.