Al contrataque

Bosé, Gates y el virus

Denunciar las estupideces de los conspiranoicos no implica olvidar que existen conspiraciones reales a lo largo de la historia. Pero lo que ellos creen fervientemente entra en el territorio de la insalubridad mental

Miguel Bosé, durante un concierto en el Auditori del Fòrum de Barcelona, en el 2017

Miguel Bosé, durante un concierto en el Auditori del Fòrum de Barcelona, en el 2017 / periodico

Xavier Sardà

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En primer lugar, gracias por vuestros comentarios sobre Rosa. Impresionante.

Bueno, vamos hoy al tema de las convicciones personales. Estar seguros de algo, ¿nos hace más infalibles? Ya sabéis que <strong>Miguel Bosé </strong>ha puesto patas arriba las redes sociales con su denuncia de “un plan macabro y supremacista” ideado por Bill Gates y del que Pedro Sánchez sería cómplice. Según Bosé insertarán microchips a través de la vacuna contra el coronavirus, para controlar a la población. Todo ello conectado además con la quinta generación de la telefonía móvil. Vamos que lo del coronavirus es una excusa para que todos seamos títeres a las órdenes de Gates.

La extrema derecha americana, europea e hispana, juega también la carta de estar contra la vacuna y denunciar las maniobras conspiranoicas más demenciales. Mucha publicidad, por cierto, en sus canales de comunicación. En Estados Unidos, Trump es para muchos republicanos el héroe y Gates la encarnación de todo mal.

Los conpiranoicos, tienden a creer la opción más inverosímil y están a un paso de la paranoia. Denunciar sus estupideces no implica, por cierto, olvidar que existen conspiraciones reales a lo largo de la historia. Pero lo que ellos creen fervientemente entra en el territorio de la insalubridad mental.

Miguel Bose está convencido de lo que dice y todos debemos tomar nota. Siempre debemos relativizar nuestras convicciones y criterios. Cuando se dice de alguien que es una persona de férreos valores, no es necesariamente un elogio. Las creencias religiosas cerriles y la intransigencia sectaria son temibles.

Cuanto más le digamos a Bosé que su criterio es ridículo, más nos dirá que las apariencias engañan, más nos dirá que nada es al azar y más nos dirá que el enemigo siempre gana.

Cuanto más digamos a los creacionistas que lo suyo no es una ciencia universitaria, peor. La secta.

Franco siempre repetía como un loro lo del contubernio judeomasónico. Era más listo que Bosé, porque el dictador sabía que eso era una mentira catedralicia bajo palio.

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