Al contado

¿Qué pasa en el Cercle d'Economia?

El prestigioso lobi vive una crisis a raíz del "estilo de gestión" de su presidente, Javier Faus, que ha culminado con un pacto entre la directiva y su fundación

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Agustí Sala

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La pregunta de la semana: ¿Qué pasa o está pasando en el Cercle d'Economia? Uno de los foros de opinión de más peso no solo en Catalunya sino en España se ha visto inmerso esta semana en una crisis a raíz de las críticas de expresidentes y socios de la entidad por el "estilo de gestión" del actual presidente, Javier Faus, que fue elegido hace casi un año y al que han llegado a acusar de hacer perder a la entidad capacidad de relevancia y de influencia.

A punto estuvieron de estallar los puentes entre el Cercle y su fundación, presidida por Antón Costas, y en cuyo patronato están los expresidentes de la entidad. Finalmente se ha firmado la paz: Faus, avalado por su junta directiva, se ha comprometido a tener más en cuenta a sus antecesores manteniendo el objetivo de renovar la institución, preo preservando el legado; y los críticos, entre quienes está su antecesor y quien le propuso para el cargo, Juan José Brugera, le dan un margen de confianza. Veremos lo que dura esta paz, porque se han roto equilibrios y confianzas.

Pero el Cercle, entienden los críticos, debe recuperar un protagonismo que, en el contexto actual de crisis, le están arrebatando patronales como Foment del Treball Pimec. Además , consideran, debe resurgir como dique de contención en un momento en el que la Cambra de Comerç de Barcelona, otra de las instituciones de referencia del mundo empresarial catalán, está en manos del movimiento independentista desde hace más de un año.  

Comentaba un gran conocedor del Cercle estos días que "lo que ha sentado mal es que se intentara abrir una dicotomía entre jóvenes y mayores". Tampoco, agregan otras fuentes, se trata de oponerse a cualquier cambio, pero sí a que se entre en la casa como un elefante en una cacharrería.

Faus quizás no fue consciente de que "para hacer una tortilla hay que romper algunos huevos", pero que tal vez no hace falta hacerlo con tanto ímpetu, le recuerdan. Hay que tener en cuenta, como dicen algunos conocedores de la entidad, que quienes forman parte de ella "son todas personas dueñas de su agenda".

Uno de los rasgos del Cercle, que reúne personalidades de casi todo el arco político, aunque "los más moderados de cada ideología", afirman quienes lo conocen bien; es que "no hay otra entidad en la que se cambie de presidente cada tres años y que se mantengan los valores fundacionales". Proyectil dirigido a a los excesivamente renovadores.  

En lo que sí están de acuerdo todos es en que es preciso repensar el Cercle, que tiene ya 62 años, de cara a los próximas décadas. Hay que evitar a toda cosa, apuntan, que acabe representando a una sociedad que ya no existe. Ese es el reto. Y para ello no solo son necesarios nuevos protagonistas sino tener en cuenta a los antiguos. 

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