ENTRADA EN EL MUNDO UNIVERSITARIO

Una decisión capital

Que se sigan formado es el mejor consejo que se les puede dar a unos jóvenes a los que se les obliga a elegir demasiado pronto a qué quieren dedicarse

Varios jóvenes, a punto de empezar los exámenes de selectividad, en la Facultat de Biologia de Barcelona, en junio del 2019

Varios jóvenes, a punto de empezar los exámenes de selectividad, en la Facultat de Biologia de Barcelona, en junio del 2019 / periodico

Nacho Dualde

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El bachillerato es una época difícil y complicada. No solo por todos los cambios que experimenta la juventud durante esta etapa, que son muchos, sino porque, académicamente, son dos años muy exigentes. Aunque es cierto que nunca aparecemos en los mejores puestos en los distintos informes Pisa, no considero que sea culpa del bachillerato, sino de una situación heredada de la primaria y la secundaria. Y creo que tanto el alumnado como las familias y el profesorado estarán de acuerdo con esta afirmación.

Hace 10 años que soy gerente de la ESCI-UPF y, durante todo este tiempo, he tenido la oportunidad de realizar más de 700 charlas de orientación universitaria-profesional en institutos y colegios de toda Catalunya. Además, he entrevistado a más de 600 alumnos, a veces solos y a veces acompañados de sus padres. Todas estas experiencias me han permitido percatarme de que hemos diseñado un sistema en el que obligamos a decidir a chicos y chicas de 17-18 años a qué quieren dedicarse profesionalmente.

A todo ello hay que añadir la dureza del bachillerato y de la selectividad, la incertidumbre de la preinscripción universitaria y, también, la injusticia de que, en las instituciones que ofrecen grados oficiales pero que, al ser privadas, no entran en la preinscripción, te hagan pagar una parte importante de la matrícula del primer curso antes de saber si has entrado en la universidad pública o en uno de sus centros adscritos.

Qué hacer y qué no hacer

Por todo ello, tengo clara una idea: se trata de una decisión difícil y nuestro sistema obliga a elegir un camino demasiado pronto. Es cierto que hay un pequeño porcentaje, en el que me incluyo, que desde los 12-14 años sabíamos lo que queríamos estudiar y a qué queríamos dedicarnos. La gran mayoría, no obstante, no puede o no sabe decidir tan pronto. Y la excepción son los primeros, no estos últimos.

Así pues, querría dirigirme a todos aquellos que estáis pensando ahora qué elegir cara a vuestra entrada en el mundo universitario: el único consejo importante de verdad es que debéis seguir con vuestra formación, ya sea con un grado superior de formación profesional o con un grado universitario. ¿Por qué? Pues muy sencillo. Está demostrado que aquellos que dejan los estudios tras finalizar el bachillerato tienen tasas de paro mucho más elevadas que los que siguen formándose y, además, sus salarios de media también son mucho más bajos. Si queréis ser el próximo Bill Gates, Steve Jobs o Amancio Ortega, podéis ir trabajando vuestra idea de negocio mientas os formáis durante tres o cuatro años.

Por lo tanto, más que deciros qué hacer y cómo elegir, me gustaría daros una serie de consejos sobre qué hacer y qué no hacer. Hay aspectos que no deberían tener un peso importante en esta decisión, aunque lamentablemente lo tienen. En nuestro país, la proximidad suele determinar en demasiadas ocasiones la decisión de dónde estudiaremos. Y no tanto por el coste económico, como muchos podrían pensar, sino por un tema de comodidad: si puedo dormir media hora más todos los días y evitarme una hora de desplazamiento, por qué voy a complicarme la vida.

Otro aspecto que suele influir mucho en esta decisión es si algún amigo, amiga, novio o novia va a ir a estudiar al mismo sitio. No quiero ser pesimista, pero la posibilidad de que vuestra relación actual sobreviva el verano es bastante baja. Y la verdad, no es muy recomendable tener que pasar cuatro años estudiando un grado del que no estabas muy convencido con tu expareja rondando por las mismas aulas, por más que en el momento de la preinscripción pensases que estaríais juntos toda la vida.

No es menos cierto que, muchas veces, hay que superar la presión de los padres o de las tradiciones familiares. Sé que cuesta abstraerse de estas presiones, pero tenéis que ser capaces de defender con buenos argumentos y con mucha convicción vuestra firme decisión.

Finalmente, aunque cueste creerlo, están las modas o las series de televisión. Puede parecer un tanto cómico, pero os sorprendería el impacto que tienen. Tras los primeros años de la serie de televisión 'CSI' (y sus múltiples secuelas en Miami o Nueva York), la demanda de Criminología creció enormemente. Siento dar al traste con vuestra ilusión, pero Criminología, que es un grado muy bueno, proviene del mundo anglosajón y es una mezcla de derecho, psicología y sociología, y para ser CSI de los distintos Cuerpos de Seguridad se puede optar por otros muchos grados.

Y si con todo esto no fuera suficiente, este año tenemos que añadir la situación que ha provocado el covid-19. Si ya era todo difícil y complicado, lleváis casi dos meses confinados, todavía no sabéis exactamente cuándo serán los exámenes finales y, a pesar de que hay fecha prevista para la EBAU, no tenéis la certeza de cómo se realizarán los exámenes ni si serán más difíciles. Solo puedo deciros, a pesar de que no sea un consuelo, que estáis todos en la misma situación y que, aunque ahora os cueste verlo, toda esta experiencia os hará más fuertes. ¡Ánimos!

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