Homenaje

Todos tenemos algo que aprender, Pau

Convirtió la etapa de la enfermedad en una oportunidad para reivindicar a los pacientes y homenajear al sistema público de salud

Pau Donés, amante del surf en su etapa californiana.

Pau Donés, amante del surf en su etapa californiana. / periodico

Albert Solé

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Mi relación con Pau Donés siempre ha estada muy ligada a la aventura: la que compartimos en las montañas antes de la enfermedad y la que compartimos también aprendiendo sobre el cáncer. <strong>Hace tres años rodamos 'Jarabe contra el cáncer',</strong> un documental para explicar el día de día de las personas que luchan contra la enfermedad, pacientes y personal médico, en la unidad oncológica del Hospital Vall d’Hebron. 

Perderse por las montañas nevadas con él no era cosa fácil: su impresionante fuerza física y su experiencia en los grandes picos que rodeaban su casa te ponían siempre a prueba. De hecho, el día que rodamos una escena de él ascendiendo con la bomba de quimioterapia puesta, yo no pude seguirle. Pau era un hombre de muchas facetas, pero diría que era sobre todo un hombre de intuiciones y de decisiones firmes, fiel a su naturaleza de payés pirenaico. Humilde, transparente y siempre amable con la gente que le abordaba, su proyecto era transmitir optimismo en sus canciones como en la vida. Y así lo hizo a lo largo de su fantástica carrera musical, pero también durante durante los cinco años de cáncer, llenando las redes de buen rollo a pesar de tener plena conciencia de que su enfermedad era irreversible.

Como siempre decía, le iba a dedicar al “cangrejo” no más de cinco minutos diarios, aunque convirtió esta nueva etapa en una oportunidad para reivindicar a los enfermos y homenajear al sistema público de salud. Los últimos años han sido también fuente de aprendizaje sobre la vida y sobre la muerte, como siempre para traducir sus experiencias en canciones, desde la muy triste 'Humo' pero también la novísima <strong>'Eso que tú me das',</strong> aparecida hace apenas unos días y que está siendo un auténtico hit en las redes. Con ella, Pau, además de devolvernos el cariño recibido, daba otro paso muy valiente, el de dar visibilidad a los enfermos terminales. 

Como decía la histórica canción de The Korgis, todos tenemos siempre algo que aprender. Los medios deberían hacer autocrítica por haber sacado en portada que Pau se había curado de un cáncer de fase 4 en apenas seis meses, por mucho que él hubiese sacado un tuit entusiasta después del primer ciclo de quimio, sabiendo como sabíamos el diagnóstico que nos había contado con profusión en entrevistas. Aquello generó muchas falsas esperanzas y muchos equívocos y lo sigue haciendo ahora mismo. 

De esta historia de vida todos tenemos algo que aprender. Seguro que a mucha gente, y no solo a sus amigos, nos ha ayudado a relativizar un poco más las adversidades de la vida. Seguro que Pau, por su parte, estuvo aprendiendo hasta el último suspiro fiel a dos de las máximas: vivir a tope mientras el cuerpo aguante y morir fiel a tus pasiones, en su caso en forma de canción.  

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