DOS MIRADAS

Suvenires

Cuando volvamos a viajar, seguro que habrá tiendas donde podremos adquirir mascarillas adornadas con vistas del Gran Canal, el Coliseo o el puente de Brooklyn

Una mujer pasa por delante de varias figuras de cartón de Stalin, Lenin, Xi Jinping y Donald Trump ataviadas con mascarillas, junto a una tienda de suvenires en Moscú, el 24 de marzo

Una mujer pasa por delante de varias figuras de cartón de Stalin, Lenin, Xi Jinping y Donald Trump ataviadas con mascarillas, junto a una tienda de suvenires en Moscú, el 24 de marzo / periodico

Josep Maria Fonalleras

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Hace cosa de dos meses, leía un apunte sobre las mascarillas como nueva forma de identificación individual y también como un nuevo mercado a tener en cuenta. Llegará el día en que viajaremos a Venecia, Roma o Nueva York y que, en lugar de volver con la camiseta tradicional de amor por la ciudad o con objetos relacionados con sus tesoros artísticos, acabaremos regalando mascarillas convertidas en suvenires. Ese día ya ha llegado.

Cuando se abran las fronteras y volvamos a viajar, seguro que habrá tiendas donde podremos adquirir el producto sanitario adornado con vistas del Gran Canal, del Coliseo o del puente de Brooklyn. Ya se deben estar fabricando, del mismo modo que ya se fabrican (y se venden) mascarillas con logos corporativos y con reclamos publicitarios, y mascarillas para ir la moda, discretas o minimalistas, estridentes, de 'patchwork', adaptadas a los colores de la temporada.

Nos reíamos cuando las grandes marcas las colocaban en el rostro de las estrellas. Una frivolidad. Ahora están a punto de instalarse en nuestro imaginario. Estas, al menos, no contaminarán tanto como las que vamos tirando alegremente por calles, plazas y bosques.

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