La evolución de la pandemia
Un éxito relativo; preparémonos para el futuro
Hay que desarrollar la Agència de Salut Pública de Catalunya con suficiente autonomía, recursos y talento
Fernando G. Benavides y Miquel Porta
Epidemiólogos. Fernando G. Benavides es catedrático de Salud Pública de lla UPF. Miquel Porta Serra es investigador del IMIM y catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la UAB.
Fernando G. Benavides / Miquel Porta*
La primera etapa de la pandemia de la covid-19 parece tocar a su fin. El coste está siendo enorme. En salud y vida primero, y también económico. Sabemos que hasta que se disponga de una vacuna efectiva y segura todo será incierto. Un ir y venir de casos y brotes. Confiemos en que seremos capaces de mantener las normas preventivas básicas que hemos incorporado a nuestro día a día estos meses. Distancia física e higiene, con la mascarilla cuando estemos en lugares cerrados. Es el turno de las políticas socioeconómicas valientes.
Todos somos corresponsables del relativo éxito alcanzado estas últimas semanas, tras grandes y desiguales sacrificios, y por él hemos de felicitarnos mutuamente. Felicitemos de manera especial a los y las profesionales sanitarios (asistenciales y no asistenciales) y al resto de trabajadores esenciales. Es mérito en especial de los ciudadanos que hemos respetado el confinamiento y las normas básicas de higiene, la inmensa mayoría. Gracias a ello estamos hoy celebrando los reencuentros con familiares y personas amigas. Estos días son de cierta felicidad, y se nota, aunque persista mucho dolor e inquietud, con razón. En el pórtico de su gran libro, el médico y epidemiólogo británico Geoffrey Rose inscribió esta cita de Fiódor Dostoyevski: “Todos somos responsables de todos”. A menudo nos hemos preguntado si era así en realidad. Esta vez sí, en gran medida. La propuesta cívica trasciende la epidemia y la salud pública: cuando ideas como esa se llevan a la práctica una sociedad es más humana y fuerte.
Pero no podemos confiarnos, ni dejar de mantener la tensión necesaria. El virus continuará circulando mientras haya susceptibles, personas sin inmunidad. Es la lógica biológica y social. Las personas que han pasado la infección y la enfermedad son todavía muy pocas: alrededor del 5% en toda España, el 7% en Barcelona o el 11% en Madrid. Es muy probable que hasta alcanzar el 60-70% de inmunizados (situación que muy probablemente solo llegue tras el uso generalizado de una vacuna eficaz y segura), haya nuevos brotes, y que en algunas áreas sean necesario volver temporalmente al confinamiento. La ventaja ahora es que estamos entrenados, los profesionales, el sistema sanitario y la sociedad.
Ninguna de las afirmaciones anteriores puede llegar a materializarse de manera automática. Necesitamos reforzar las infraestructuras de salud pública y prestar más atención a las empresas, residencias y centros docentes. Por ejemplo, necesitamos con urgencia mejorar nuestra capacidad para identificar casos nuevos, y rastrear sus contactos. Lo que significa disponer de servicios de vigilancia epidemiológica capaces de gestionar la información sobre los brotes, actuar y coordinar los recursos asistenciales disponibles, especialmente con la atención primaria. Tareas que estos meses han tenido graves limitaciones. La instrumentalización partidista de la respuesta ha debilitado el funcionamiento de las instituciones de salud pública.
Ahora, tras celebrar el relativo éxito con la prudencia debida (pues la tragedia es también enorme), es un buen momento para prepararnos para la nueva etapa, donde además de los posibles nuevos brotes por la covid-19 tendremos que hacer frente a otras crisis sanitarias, ya estén relacionadas con la crisis económica o con la grave amenaza para el bienestar humano que es la crisis climática. Buena ocasión la actual para tratar de no regresar a formas de vida insostenibles. Las infraestructuras de salud pública ayudan a todo ello, aunque solo se hagan visibles en las crisis; es su naturaleza. Pero su trabajo y sus efectos son constantes todo el año.
Reforzar la eficacia de la salud pública cobra ahora más urgencia tras los cambios en la secretaría de Salut Pública de la Generalitat de Catalunya. El doctor Joan Guix, un salubrista de notable experiencia, ha tenido que hacer frente a la pandemia con menos apoyos de los necesarios y la escasez habitual de recursos en salud pública por parte de la Generalitat. Él y el Departament de Salut han logrado recuperar una versión limitada de la Agència de Salut Pública de Catalunya, que fue degradada en 2010. Ahora, independientemente de los perfiles ideológicos de los gobiernos, hay que desarrollar esta institución con suficiente autonomía, recursos y talento. Así nos prepararemos para las siguientes fases de la actual crisis. No hay tiempo que perder.
*Firman este artículo Fernando G. Benavides, Clara Menéndez, Benito Almirante, Josep Farrés, Vicente Ortún y Miquel Porta, profesionales de la salud pública que trabajan en Catalunya.
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