El pulso soberanista

A por ellos (los de ERC)

No hay día sin puya hacia la Esquerra de Junqueras o sin conspiración para desgastarla

Toni Soler, este lunes en Barcelona.

Toni Soler, este lunes en Barcelona. / periodico

Andreu Claret

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La semana pasada, cuando uno de sus iconos más reconocidos habló de derrota, el mundo independentista se estremeció. Toni Soler no es uno más. Fundador de 'Polònia', el programa de más éxito de TV-3, y del diario 'Ara', ha sido uno de los que más ha contribuido a que un movimiento que contaba con el 25% de la sociedad catalana hace una década haya llegado hoy a cerca del 50% (con la ayuda de Mariano Rajoy).

En una entrevista que provocó un terremoto, Soler habló de derrota del unilateralismo y remató la faena reconociendo que «nada lleva al independentismo ahora mismo». Ni la vía unilateral, ni el diálogo con el Estado. Las redes se incendiaron. Mientras algunos celebraron que reconociera la verdad, los más aguerridos le acusaron de hacer el trabajo sucio del enemigo. Y como resultaría grotesco calificarlo de 'botifler', hicieron circular la especie de que Soler había fichado por Junqueras.

No es la primera vez que el nacionalismo catalán está atravesado por peleas cainitas. En los años 30, Lluís Companys ya fue acusado de 'republicano' por los seguidores de Estat Catalá y sectores de su propio partido, entendiendo el epíteto como lo opuesto a independentista. Tan enemigo de la patria llegó a ser considerado, que Joan Casanovas, presidente del Parlament y miembro de Esquerra, llegó a sumarse a un complot urdido por cuatro exaltados para desplazarle, incluso para eliminarle, si así lo exigía la causa. No lo consiguieron, pero contribuyeron a que Companys partiera al exilio solo, abandonado por muchos de los suyos, culpabilizado de fracasos que eran colectivos. 

Consciente del impacto de las palabras de Soler, Carles Puigdemont llamó a los suyos a rebato. A por Esquerra Republicana. A por ellos. Quim Torra arremetió contra Pere Aragonès. Laura Borràs se enzarzó en una pelea pública con Gabriel Rufián que militantes de Esquerra denunciaron como un ataque de la ‘cupvergència’, la alianza que recuerda, salvando las distancias, lo de Casanovas con Estat Catalá. No estamos en los años 30, pero viendo esta pugna inmisericorde, lo parece. No hay día sin puya hacia la Esquerra de Junqueras o sin conspiración para desgastarla. Por ejemplo, la que ha desbancado a Roger Heredia de la carrera por la presidencia de la ANC. Formalmente, por participar en tertulias. De facto, por militar en ERC. El nuevo enemigo. El último obstáculo para alcanzar la tierra prometida. 

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