Los jóvenes ante la pandemia

Covid: futuros truncados

Aprovechemos la oportunidad para no repetir viejas estructuras. Esta generación de jóvenes con formación, energía, ilusión puede contribuir a refundar un sistema desigual y excluyente

Un estudiante, en una biblioteca universitaria.

Un estudiante, en una biblioteca universitaria. / periodico

Gemma Altell

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La desescalada nos va retornando a una realidad que parecía congelada durante más de dos meses. Pero no lo estaba, congelada me refiero. Mientras estábamos en casa poniendo atención al avance de la famosa curva sin apenas respirar el objetivo estaba en minimizar el dolor, volver a poner los pies en la calle y recuperar las relaciones humanas. Ahora empezamos a observar las consecuencias. Entre ellas están los <strong>sueños perdidos</strong> de esta generación que sonreía al futuro haciendo grandes planes, con toda la vida por delante y con la certeza de llevar una mochila cargada de herramientas que, teóricamente, deberían impulsarles hacia un mundo que esperaba su talento. Sin embargo, una formación brillante, una voluntad de adaptación o una capacidad de esfuerzo inagotable no serán suficientes para transitar un futuro incierto después del covid. Ahora se encuentran ante algo que no figuraba en el guion. Se pone de manifiesto, pues, que como sociedad no hemos sabido -hasta ahora- mostrar a nuestros jóvenes las incertidumbres de la vida que sí vivieron las generaciones anteriores.

Este nuevo escenario nos debe llevar, necesariamente a repensar de nuevo el mundo. En esta generación preparada para entrar en el mercado laboral encontramos, ahora, una de las paradojas de nuestra época que a la vez nos proporciona un sabio principio de realidad. Si podemos escuchar esta situación nos habla: nos habla de cómo no podemos controlar todo lo que pasa en nuestras vidas, nos habla también de cómo es de importante tomar partido para transformar el mundo, nos habla de la necesidad de dar la voz a los adultos jóvenes para intentar soluciones distintas, a ver si pueden hacer algo mejor de lo que hacemos nosotros y nosotras. Esta generación joven se enfrenta a un futuro que puede verse truncado en la forma que tomaba hace tan solo unos meses, pero, desgraciadamente, este impacto socioeconómico repercutirá en grandes capas de la sociedad. Ahí es donde hay que saber escuchar los mensajes ocultos. Las oportunidades van a generarse, sí; pero solo si decidimos impulsar una nueva mirada social que coloque las prioridades en lugares distintos y que ponga el saber al servicio de la mejora social. En este punto es donde estos nuevos talentos deben encontrar su encaje en el poscovid. Para ello harán falta gobiernos que hayan aprendido la lección: impulsar la ciencia, la tecnología, la investigación, la salud pública, el cuidado de las personas, la ecología. Todo ello al servicio de las personas.

Aprovechemos la oportunidad para no repetir viejas estructuras ni paradigmas. Esta generación de jóvenes con formación, energía, ilusión puede contribuir enormemente a encontrar las claves para refundar un sistema desigual y excluyente. Llevamos años viendo partir a otros países una generación de personas muy preparadas profesionalmente. Dicen que hemos aprendido algunas cosas con la pandemia, no lo sé. En todo caso no repitamos los mismos errores. Dibujemos futuros que fomenten la cooperación y una sociedad justa.

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