La Contra

Excusas y exigencias

El Congreso de los Diputados ha vuelto por donde solía: dedicar gran pirotecnia para hablar de lo suyo sin aparentar demasiado interés en lo nuestro

El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, comparece ante los medios tras el Consejo de Ministros celebrado en la Moncloa, este martes 26 de mayo

El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, comparece ante los medios tras el Consejo de Ministros celebrado en la Moncloa, este martes 26 de mayo / periodico

Josep Cuní

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Aquí todo el mundo exige a los demás y muy pocos se exigen a sí mismos. Si fuera lo contrario, estaríamos libres de odio y nuestras primaveras tendrían más encanto. Pero se marchitan las rosas al tiempo que se cansan los puños y chirría el charol de algunos tricornios con la misma intensidad que se orientan los informes judiciales al gusto de las cabezas que los lucen.   

Con este ruido de fondo, el Congreso de los Diputados nos deja estos días escasas perlas y demasiadas conchas. Y ha vuelto por donde solía: dedicar gran pirotecnia para hablar de lo suyo sin aparentar demasiado  interés en lo nuestro. Y estando al final de la pandemia nos ha regresado a su principio. Entonces, y mientras la muerte por covid-19 empezaba a pisarnos los talones, las intervenciones sobre el coronavirus solo eran para rebajar su peligro porque la gran preocupación era el 'Delcygate'. Aquel gol que el gobierno de Nicolás Maduro sin bajar del avión provocó que el de Pedro Sánchez se marcara en propia puerta. Parece lejano pero solo han pasado tres meses largos. Tres semanas más de las que llevamos de estado de alarma.

El culebrón venezolano se inició el 20 de febrero cuando se supo que el ministro José Luís Ábalos había ido al aeropuerto de Barajas a recibir al ministro de Turismo de aquel país, que viajó en la misma aeronave que su vicepresidenta, Delcy Rodriguez, solo que ella no podía pisar territorio de la Unión Europea por estar en la lista de sancionados por violación de los Derechos Humanos. Que si se vieron, que si no, que si se saludaron, que si fue en la sala VIP… y así, hasta cinco versiones oficiales y mucha retórica  para el funeral de Ábalos que exigía la oposición y no fue. El virus lo confinó.   

Casi cien días después, la exigencia de dimisión es para Fernando Grande-Marlaska por el cese de Diego Pérez de los Cobos. Y como con la Guardia Civil habían topado, los decibelios subieron de manera directamente proporcional al silencio de las semanas de obligado recogimiento. Lo justificó Teodoro García Egea (PP): es normal que la crispación se traslade al Congreso teniendo en cuenta el enfado que existe en la calle. Luego llegaron Cayetana, Pablo y su padre.  

Es lamentable que forme parte de nuestra cultura buscar siempre un culpable en lugar de una solución

Por aquellas horas, en cambio y a diferencia de Madrid, lo que la calle de Barcelona reclamaba era que se impidiera que Nissan se marchara. Sus trabajadores, en huelga y temerosos de lo peor, lucían unas pegatinas en las que se leía: ”Exigimos un futuro real”.  Y ahí lo tienen. Tan real como difícil porque la empresa ha tomado los 118 millones de euros recibidos de las administraciones durante los últimos diez años más las ayudas indirectas por las ofertas de promoción para comprarse un coche y ha corrido a reorganizar su mercado con la ayuda de Renault, que tiene detrás al Gobierno francés en pleno. Mientras, nuestras autoridades, que aseguran trabajar conjuntamente en este asunto, salieron cual coro de drama griego a entonar la salmodia de su impotencia fruto de su imprevisión. Y también exigían a la compañía lo que no se habían exigido a ellos mismos mientras sus declaraciones sonaban a mera justificación. Empezando por la ausencia de alternativas y acabando con el lamento por  aprovecharse del trágico momento pandémico.

Y fue así como el coronavirus empezó a garantizarse la vigencia de su protagonismo por mucho más tiempo del que dure su efecto real en nuestra salud. Ya podemos prepararnos para escuchar todas las excusas a él debidas. Es lamentable que forme parte de nuestra cultura buscar siempre un culpable en lugar de una solución.           

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