ANÁLISIS

Tic tac, tic tac

Una imagen de gradas vacías en un partido de la Bundesliga en Berlín

Una imagen de gradas vacías en un partido de la Bundesliga en Berlín / periodico

Mónica Marchante

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Empezamos a sentir cerca el latido del fútbol de nuevo. Un espectáculo que no será como antes, privado de la afición en la grada, sin color ni ambiente, en mucho casos ni siquiera en los estadios de siempre, es cierto. Tan cierto como que su reanudación es una gran noticia para un país sumido en una delicada situación económica, emocional y social, en el que el único espectáculo, muy triste, es el que están brindando los políticos, incapaces de reconstruir nada que no sea su propio ego.

Mientras se cierra definitivamente el día “D”, el fin de semana del 12-13 y 14 de junio, La Liga y Mediapro han hecho pública una iniciativa que conviene valorar. Las 11 jornadas de liga que restan se podrán ver gratis en las residencias de mayores, una medida que ayudará a paliar la soledad del confinamiento de tantas personas obligadas a vivir aisladas en esos centros tan duramente golpeados por el coronavirus. Un buen gesto hacia ancianos y cuidadores después de tanto sufrimiento y en algunos casos de un inaceptable abandono.

El fútbol se verá y escuchará pronto. Podremos elegir cómo dentro de las posibilidades factibles. Jaume Roures anunciaba esta semana que Mediapro ofrecería ambientes grabados en años anteriores en los estadios como sonido ambiente de los partidos. Personalmente elegiré la otra opción disponible, la del (no) ambiente en directo. En el fútbol prefiero realidad a ficción. Aunque ésta última “anime” y la original no. ¿Aficionados virtuales como en Dinamarca via zoom? No, gracias.

Dentro de unos años recordaremos estas 11 jornadas como algo excepcional, un campeonato que peleó por volver y poder llegar a meta, por proclamar un campeón, asignar plazas europeas y resolver ascensos y descensos jugando al fútbol. Sin público en las gradas pero siguiéndolo a través de la televisión.

La nueva realidad será el silencio salpicado de gritos de jugadores y entrenadores, sonido de golpeo de balón o silbato del colegiado. Después de estos tres meses me va a sonar a gloria, sin necesidad de aditivos, conservantes ni azúcares añadidos.