La escena poscovid-19

75 días sin teatro

El sector ha resistido pandemias, guerras y atrocidades de todo tipo y no tengo ninguna duda de que esta vez tampoco van a poder con él

Teatro Club Capitol cerrado por el coronavirus

Teatro Club Capitol cerrado por el coronavirus / periodico

Marta Buchaca

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Desde que tengo uso de razón he ido al teatro, como mínimo, cada 15 días. Incluso después de un accidente de moto que me dejó seis meses sin poder andar bien iba al teatro, comprando entradas en pasillo para estirar la pierna mala. También fui durante mis dos bajas maternales. Dejaba el bebé en el 'hall' con su padre mientras yo miraba la función. Ha tenido que llegar una pandemia mundial para quedarme sin teatro durante el periodo más largo de mi vida. 

El 10 de marzo, la semana que se decretaría el estado de alarma, estuve en el estreno de 'La morta' de Marc Crehuet, en la Sala Beckett. Al día siguiente tenía que ir a Madrid a ensayar mi obra 'Rita', con Carlos Hipólito y Mapi Sagaseta, que empezará su gira por España en septiembre, si el virus lo permite. En Madrid la situación ya era muy grave, así que justo antes de entrar en la sala, anulé mi viaje. Esa fue la primera de muchas renuncias. Funciones, viajes, cumpleaños, reuniones que han quedado en limbo extraño, esperando tiempos mejores. 

Esa noche, el ambiente en la platea era de aparente normalidad, aunque todos intuíamos que pasaría un tiempo hasta que volviéramos al teatro. Pero les aseguro que nadie en ese estreno podía imaginar que serían tantos. Se ha parado el teatro, como se ha parado el mundo. Y ahora, 75 días después, empieza a surgir la vida. Abren las tiendas del barrio, las peluquerías, los dentistas, y poco a poco tenemos la sensación de que avanzamos hacia esa 'nueva normalidad' que da tanta pereza y tanto miedo, esa 'nueva normalidad' en la que se puede ir en avión codo con codo con el pasajero de al lado, pero en la que los teatros tendrán que abrir a un tercio de su capacidad

Una ruina

Un espectáculo que hace un tercio de ocupación es una ruina, un fracaso. Así que ningún teatro privado puede permitirse volver en esas condiciones. Sí que pueden hacerlo salas como la Sala Beckett, que ya han anunciado que harán de conejillos de indias y abrirán cuando el Gobierno lo permita.  Parece ser que el Festival Grec también se hará, en un formato aún con muchas incógnitas. 

¿Cómo será el teatro después del covid-19? Con mascarillas, guantes, mucho gel y mucho trabajo de desinfección. Si antes la gente ya miraba mal a un espectador cuando tosía, no quiero ni imaginarme la suerte que correrá el pobre, en el mundo pospandemia. Las medidas de seguridad incluyen que los espectadores no pueden entrar en el teatro si tienen algún síntoma. Así que si alguien tiene la mala suerte de atragantarse dando un sorbo de agua, o tiene alergia a los ácaros, pues arreando para casa y sin función te quedas. El espectador que tose es molesto, pero también una característica del hecho teatral, y les aseguro que yo le voy a echar de menos. Por suerte, el protocolo no dice nada de desenvolver un caramelo, así que siempre nos quedará la banda sonora del celofán para recordar tiempos pasados. 

A los amantes de las artes escénicas, las propuestas 'on line' estos días nos han servido de placebo. Al principio, eso generó más de un debate. “Eso no es teatro”, decían algunos. Claro que no lo es. El teatro es un acto en presente, donde público y actores comparten el mismo tiempo y el mismo espacio. Y nadie que haya ido al teatro puede sentirse satisfecho viendo una obra en una pantalla. La Sala Flyhard, el CDN o el Teatre Lliure son solo algunos de los muchos que han colgado obras en la red. En casa, también estamos viendo mucho teatro familiar. A mis hijos les encanta ver en bucle 'Peter Pan' de Festuc Teatre, 'Safari' de la Baldufa o 'El petit Dalí' de Viu el Teatre, por citar solo algunas. Pero mis niños, que son pequeños pero grandes espectadores, siempre que acaba la obras me preguntan: "Mamá, ¿Cuándo volveremos al teatro?". Todo es confuso e incierto, pero el teatro ha resistido pandemias, guerras y atrocidades de todo tipo y no tengo ninguna duda de que esta vez tampoco van a poder con él. Así que mi respuesta siempre es: “Pronto, hijos, pronto”.  

De hecho, ha sido más pronto de lo esperado. Precisamente Festuc Teatre han sido los primeros en hacer una función con público pospandemia. Lo han hecho en el campo de fútbol de Corbins. Los espectadores mantuvieron la distancia de seguridad, disfrutaron de la función y aquí no ha pasado nada. Nuevas fórmulas para nuevos tiempos. Los ayuntamientos pueden salvar el teatro, así que desde aquí les pido a los alcaldes y alcaldesas que compren espectáculos y los programen al aire libre. Sus vecinos se lo agradecerán, y las compañías, también. 

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