Frases posmodernas para la Historia

Undiano Mallenco se interpone entre Gago, Messi y Raúl en un clásico jugado en el Bernabéu.

Undiano Mallenco se interpone entre Gago, Messi y Raúl en un clásico jugado en el Bernabéu. / periodico

Antonio Bigatá

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ITURRALDE

El antiguo árbitro internacional sabe muy bien de lo que habla cuando explica cosas sobre las entretelas de los colegiados. Ahora sólo ha mentido un poco al confesar públicamente que "el 90% de los árbitros españoles son seguidores del Real Madrid y el 10% del Barça". Oculta dos cosas.

La primera, obvia, que no son el 90% sino bastantes más. La segunda, que la palabra "seguidores" suena bien pero se queda corta. La historia es la historia, y quien no la sepa debe estudiarla. Muchos colegiados aunque disimulen, sonrían y parezcan normales son más feroces que Roncero cuando se trata de defender al Madrid, pero ellos, además de micro y pluma tienen un pito y toman decisiones ejecutivas durante los partidos. Y no sólo cuando el Madrid juega con el Barça.

Como seguidor del Elche nunca olvidaré que hace muchos años uno de esos sujetos anuló un gol a mi equipo  -que suponía un empate en el Bernabeu- porque el delantero gritó "¡Mía!" en el momento de rematar. En el acta arbitral puso que estaba prohibido decir nada durante las jugadas, olvidando lo que pasaba y pasa habitualmente en todos los partidos.

LUIS ENRIQUE

Recupero mi vieja pero ya olvidada admiración por el ingenio del asturiano después de oírle la mejor definición que conozco sobre lo que significa el Fútbol Anormal disputado con las gradas vacías. La frase tal vez no sea políticamente correcta pero expresa una verdad abstracta absoluta: "<strong>Jugar sin aficionados es más triste que bailar con tu hermana".</strong>

Algunas feministas le pondrán peros, los curas que confiesan a la gente considerarán que es un comentario pecaminoso, y mis propias hermanas se enfadarán conmigo cuando lean estas líneas, pero eso únicamente refleja que, en todo caso, algunas feministas, los curas de los confesonarios y mis queridas hermanas saben más de otras cosas que de lo que significa el fútbol para el subconsciente de muchos de nosotros.

TROY DEENEY

El capitán del modesto Watford, equipo que lucha para salvar la piel en la dificilísima Premier, forma parte del Frente de Resistencia contra la gran ofensiva de tipo empresarial-televisiva que quiere que se reanuden los negocios (perdón, quiero decir las competiciones oficiales) aunque no esté garantizada la seguridad sanitaria y la normalidad psicológica tanto de los jugadores como de los aficionados, ni tampoco la equidad  (al tener que disputarse sin público encuentros en los que sus adversarios sí tuvieron apoyos de todo tipo desde las gradas cuando se jugó la primera vuelta).

Deeney considera que no hay condiciones clínicas para volver a jugar, y dice que "nos tratan como a ratas de laboratorio", refiriéndose a que si el experimento tiene resultados calamitosos volverán a suspenderse las ligas. En la Premier se extiende la tesis de que debe esperarse a que sean los propios jugadores los que crean que puede reanudarse todo, y no los gerentes y directivos que verán, como siempre, lo que ocurre protegidos desde la barrera. No está mal que en el fútbol la valentía no se deje sólo para cuando hay que driblar a un defensa-roca o para cuando se tenga que detener como sea la incursión de un regateador puñetero.

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