Análisis

Ante la crisis, recuperar derechos

La diferencia entre tener este u otro Gobierno tiene que ser la respuesta progresista e inclusiva a la crisis y recuperar los derechos laborales perdidos va en ese sentido

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, en una foto de archivo

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, en una foto de archivo / periodico

Sonia Andolz

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Ningún gobierno del mundo estaba preparado para algo similar. La gran mayoría de estados  tienen estrategias nacionales de seguridad donde grupos de expertos han analizado los riesgos y amenazas a los que se puede enfrentar ese estado y han recomendado los recursos necesarios para prevenirlos o paliar sus consecuencias. En función de esos análisis, los hay  que, bien por la región en la que están o bien porque las condiciones así lo favorecen, contemplan en sus estrategias nacionales de seguridad la posibilidad de sufrir una crisis epidemiológica pero hay muchos otros estados para los que la probabilidad parece remota. Aun así, pocos gobiernos podían tener experiencia en gestionar una crisis de tal magnitud.

Por todo esto, las ciudadanías de los estados democráticos tenemos derecho a que nuestros gobiernos gestionen la salud pública y la crisis de la mejor manera posible, protegiéndonos y ayudándonos; pero también tenemos la obligación de mantener el espíritu crítico exigiendo rendición de cuentas a nuestros gobernantes. Encontrar el equilibrio entre ese derecho y ese deber no es sencillo y, menos aún, en un contexto de crisis en el que nuestra razón está afectada por tantos factores que producen emociones irracionales. Las reacciones sociales a la crisis van en función de la canalización de esas emociones, la gestión que hacemos de las frustraciones, los miedos y la inseguridad que percibimos.

En España, la crisis por el covid-19 ha llegado durante el primer Gobierno de coalición de la historia democrática española. La alianza entre PSOE y Unidas Podemos está al frente de la gestión y, a la vez, enfrentándose a una derecha y ultraderecha muy movilizadas. Es más importante que nunca que la respuesta a la crisis sea sólida, cohesionada y coherente. El miedo a avivar la llama derechista no puede bloquear las decisiones gubernamentales y el cumplimiento de estas. El Gobierno de Sánchez debe abandonar la preocupación por no crear más rabia aún entre quienes ya la sienten y, en cambio, asegurar y fortalecer a la ciudadanía que apoya opciones políticas cercanas. La única salida a esta crisis pasa por medidas sanitarias, económicas y sociales. Medidas caras y que costarán un esfuerzo enorme no solo al Estado sino a quienes contribuimos. La mayoría de ciudadanos que apoyamos opciones progresistas asumiremos el esfuerzo que se nos pida si es para paliar el aumento de las desigualdades y las vulnerabilidades de los menos favorecidos. La derogación de la ley de seguridad ciudadana o de la reforma laboral entraban dentro de las prioridades electorales de la coalición. Si algún partido pide garantías en este sentido para seguir apoyando la gestión que el Gobierno hace de la crisis, no debería ser obstáculo para nada. La diferencia entre tener este u otro Gobierno tiene que ser la respuesta progresista e inclusiva a la crisis y recuperar los derechos laborales perdidos es un elemento claro de ese mensaje: coherencia, contundencia, inclusividad y lucha contra la desigualdad.

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