IDEAS
¿Nos gusta la evolución?
¿Cuántos años les quedan a las salas de cine hasta que acaben cerrando porque todo lo que se produce puede verse por televisión?
Ramón de España
Periodista
Ramón de España
El martes empezó la edición de este año del DOCS, el festival de películas documentales barcelonés. A causa del coronavirus, lo hizo a través de una plataforma de 'streaming'; se supone que el año que viene las cosas volverán a la normalidad. Lógico a medio plazo. A largo plazo, no tanto. Y lo mismo puede decirse del cine en general: ¿cuántos años les quedan a las salas hasta que acaben cerrando porque todo lo que se produce puede verse por televisión?
Hace tiempo que los nuevos canales de la red, sobre todo Netflix, estrenan directamente en los hogares de la gente películas que cuestan un ojo de la cara, como 'El irlandés', que sí, de acuerdo, era un ladrillo, pero firmado por Martin Scorsese y con un presupuesto de 200 millones de dólares (previamente estrenaron la última de los hermanos Coen, que tampoco había salido barata).
Tengo la impresión de que el cine está siguiendo los mismos pasos que la música, donde quedamos cuatro gatos (que ya tenemos una edad o dos) comprando discos. Y aunque me gustaría ponerme elegíaco y rememorar el olor a zotal de los cines de mi infancia y la magia de la aguja al rozar el vinilo, prefiero rendirme a la evidencia de que las cosas cambian y la evolución es imparable, aunque a algunos no nos acabe de convencer: he llegado a la conclusión de que lo mejor que podemos hacer los viejunos es agarrarnos a nuestras manías mientras podamos y aceptar con fatalismo el curso de los acontecimientos, que no es más que reconocer que tenemos, como decía Vittorio Gassman, un gran futuro a la espalda.
Ir al cine siempre se ha considerado una actividad social, pero nunca he comprendido por qué. No le veo la lógica a quedar con alguien para pasar dos horas sentado en una sala oscura sin dirigirle la palabra: si tanto apreciamos que se esté callado, casi mejor dejar de verle, ¿no? Escuchar un disco, como leer un libro, también es una actividad solitaria. Así pues, en el cine y en la música, la parte social se reserva para los festivales y los conciertos, que tienen garantizada la supervivencia, aunque solo sea para dar vidilla a las 'celebrities' (el cine) o escuchar a tu grupo favorito mientras te matas a birras (la música pop).
Que el DOCS acabe instalado a perpetuidad en Filmin es una posibilidad a medio plazo, como que las películas se estrenen directamente en Netflix o que los diarios dejen de publicarse en papel. Que eso nos guste o no es irrelevante.
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