La gestión de la crisis

Más poder para los ayuntamientos

Otra lección a extraer de la hecatombe del coronavirus es que a los ayuntamientos debería dárseles más competencias y recursos

Fachada del Ayuntamiento de L'Hospitalet de Llobregat.

Fachada del Ayuntamiento de L'Hospitalet de Llobregat. / AYUNTAMIENTO DE L'HOSPITALET

Joaquim Coll

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Después del Ejército y las fuerzas de seguridad, la tercera institución que mejor valora la ciudadanía son los ayuntamientos. Lo dicen todas las encuestas desde que empezó esta hecatombe sociosanitaria, muy por delante de las comunidades autónomas, el Gobierno español o la Unión Europea. En parte eso se explica porque no se les asocia con la bronca política, a diferencia del Ejecutivo de Pedro Sánchez que genera urticaria en la derecha aunque medidas como las prórrogas del estado de alarma reciban el apoyo mayoritario del votante del PP o Vox. En cualquier caso, los ayuntamientos están dándolo todo en esta crisis, y cabe la duda de que si hubieran gestionado las residencias de ancianos tal vez el horror que allí se ha vivido se habría evitado en gran medida. Ante el suspenso que en este punto cosechan las autonomías, es hora de preguntarse si no podrían responsabilizarse de las residencias como hacen con las guarderías.  

El exministro de Hacienda Cristóbal Montoro impuso a los Ayuntamientos una regla de gasto muy estricta en 2011 que los ha convertido en las administraciones más saneadas de España, con capacidad de generar superávit. Pero este ahorro, que en 2019 fue de 3.834 millones, no se lo pueden gastar, lo que resulta profundamente injusto. Hace años que se sienten desatendidos tanto por el Estado como por las autonomías, que pretenden ahora quedarse con el conjunto de los 16.000 millones que el Ejecutivo de Sánchez ha habilitado para hacer frente a los gastos sanitarios por el coronarivus. Como denuncia Abel Caballero, presidente de la Federación Españoles de Municipios y Provincias, el mundo local no solo sigue pendiente de que el Gobierno central le autorice a gastarse sus ahorros sino que teme ser nuevamente la cenicienta de esta crisis. El agujero que van a sufrir en su recaudación va a dejar sin cubrir muchos gastos, como el transporte público urbano, las guarderías, los servicios sociales, las bibliotecas o las becas infantiles. Otra lección a extraer de la hecatombe del coronavirus es que a los ayuntamientos debería dárseles más competencias y recursos.

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