LA CONTRA

El cielo de Madrid

Cuando parecía que el PP había encontrado a su heroína en Isabel Díaz Ayuso, la suite del hotel donde pasa el confinamiento se convirtió en lugar del crimen

Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, durante un acto de homenaje a los 'héroes del coronavirus' celebrado en la Puerta del Sol el 2 de mayo

Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, durante un acto de homenaje a los 'héroes del coronavirus' celebrado en la Puerta del Sol el 2 de mayo / periodico

Josep Cuní

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Tan tediosa era la rutina del confinamiento que algunos necesitaban una sacudida. Adrenalina, para que la resignación no mutara a frustración. Pero el panorama era demasiado dramático, tenso, opresivo, difícil de alterar. El peso de la muerte, el dominio del miedo, el estado de confusión, la incertidumbre colectiva no permitían frivolidades. Demasiado riesgo. Hacía falta una excusa, un pretexto. Algo aparentemente sólido. Encontrar el motivo que diera alas a cambiar la tendencia. La política siempre es una buena válvula pero sus protagonistas parecían amortizados para conseguir empeño semejante. Bastante que habían abusado de su conducta habitual. Tosca, feroz, destructiva. El Congreso era un escenario quemado. Además, la actividad parlamentaria parecía haber entrado en el mismo estado de excepción que las excepcionales medidas aplicadas. El orden impuesto remachaba la ley que lo amparaba. Las sanciones policiales se multiplicaban. Los conservadores estaban perdiendo uno de sus baluartes. Se lo estaban usurpando los progresistas y radicales. Y en estas apareció Isabel Díaz Ayuso. 

La presidenta de la Comunidad de Madrid nunca eludió el protagonismo. La izquierda de la capital la había convertido en el reverso de su alcalde. Y por muy compañero de filas que José Luis Martínez Almeida fuera, recalcaban la diferencia de talantes. Y así pasó a dividirse el reino de la derecha.

Mientras el discreto encanto del edil iba asentándose, la insolencia pública de Díaz Ayuso crecía. Parecía buscar su espejo en Esperanza Aguirre y Cristina Cifuentes, tropiezos incluidos. Cámaras siguiéndola por donde fuera y capitalización descarada de todo lo que hicieraSirviendo bocadillos de calamares o llorando en un funeral, retrasando citas oficiales o convirtiendo sus desplantes en agravios. Celebrando el levantamiento de un hospital de campaña aunque nadie hubiera mantenido las distancias recomendadas y disculpándose después con el mismo tono modoso que acompañaba su retrato a lo apenada virgen de Murillo. El PP descubría a su heroína. La calle empezó a seguirla, y ella, a escuchar a la calle. Fuese defendiendo el menú de Telepizza para niños necesitados aunque los dietistas lo desaconsejaran, fuera aplaudiendo el barullo del barrio de Salamanca que el alcalde reprendía. 

Y como la historia siempre sirve a quien la utiliza, el Dos de Mayo, antes Día de la Independencia ahora de la Comunidad, se convirtió en la página idónea. La epopeya de una resistencia, el valor de un pretérito no pasarán, las barricadas ideológicas amparadas por José María Aznar que la felicitaba porque "los hijos de Chaves" ya la insultan tanto como a él. Y al ser esto lo más, la destacada pasó a ser ungida. No en balde, la asesora Miguel Ángel Rodríguez. El famoso MAR de olas siempre encrespadas que le abrió al PP las puertas de la Moncloa por primera vez. Por eso, otra vuelta de tuerca al mapa de los personajes ilustres bien podría convertir a aquella periodista de deportes, bragada en la conversión de cualquier pequeña anécdota a espectacular categoría histórica, en la Agustina de Madrid. Solo que, por el camino, nadie reparó en un detalle que el coronavirus delató: la 'suite de su confinamiento'. Y así, el provisional remanso de paz se convirtió en el lugar del crimen… por el que ha pagó un pobre funcionario, después rehabilitado.

La señora Díaz Ayuso no sabe que su destino ya había sido advertido mucho antes de que naciera. Está en la letra de una canción que sonó por primera vez en 1.948 en el Teatro Español de… ¡Barcelona!: "Niña Isabel, ten cuidado, donde hay pasión hay pecado".

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