Análisis

La "ilusión de la soberanía"

La cogobernanza que estamos ensayando, a escala española y europea, es el único camino para poder combatir una pandemia, global por definición

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante una por videoconferencia con los presidentes de las comunidades autónomas, el 12 de abril

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante una por videoconferencia con los presidentes de las comunidades autónomas, el 12 de abril / periodico

Rafael Jorba

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La flexibilidad de la estructura federal de Alemania se ha mostrado más eficaz para afrontar la lucha contra el coronavirus que la burocracia y centralización de Francia. Desde esta óptica, la cogobernanza en la desescalada adoptada en España por el Gobierno central y los gobiernos autonómicos se asemeja más al modelo seguido por Alemania desde el inicio de la pandemia.

En este contexto, el filósofo Pierre Dardot y el sociólogo Christian Laval publicarán en agosto en Francia un libro en favor de la cogobernanza global: 'Dominer. Enquête sur la souveraineté de l’État en Occident' ('Dominar. Encuesta sobre la soberanía del Estado en Occidente'). Sus autores, en una entrevista en 'Le Monde', advierten que “la actual pandemia despierta un cierto prurito nacionalista y estatista”.

Primero, en las derechas extremas: “El virus viene del extranjero, el confinamiento provoca paro, hay que cerrar las fronteras, levantar muros, perseguir a los clandestinos”. Es el registro político que han adoptado Donald Trump o Viktor Orbán. Segundo, de manera más mitigada, en las fuerzas centristas -Emmanuel Macron ha abogado por un “regreso” a la soberanía nacional- y en un sector de las izquierdas -defienden más proteccionismo frente a la globalización neoliberal-.

Es cierto, apuntan Dardot y Laval, que la globalización ha provocado la destrucción de los aparatos industriales de los estados-nación, pero alertan que la respuesta debe ser global. También ante el covid-19: “Sería una ilusión creer que se puede combatir una pandemia, global por definición, con las armas de la soberanía estatista. Ninguna soberanía de Estado en el mundo permitirá prevenenir, más allá del retorno de pandemias, la catástrofe climática y la degradación de la biodiversidad”.

Así, frente a la “nacionalización de los espíritus” y la “ilusión de la soberanía”, los autores del libro abogan por reinventar una “política del mundo” que permita decidir a los ciudadanos sobre su propio destino. “Solo hay una vía para lograrlo: el ejercicio de la democracia a todos los niveles, del más local al más global, con las reglas más estrictas de la codeliberación y la codecisión”, concluyen.

La cogobernanza que estamos ensayando -más vale tarde que nunca- se inscribe en la lógica de un federalismo global que primero hemos de poner en práctica a escala española y europea. Solo hay un camino: la unión en la diversidad, en España y en Europa. Y una exigencia previa: lealtad federal.

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